Quinta
Feria, 21 de septiembre
San
Mateo
También
conocido como Leví
Etim.:
Del griego, mathhaios; del arameo, mattai, es una forma corta del
hebreo, mattanyah, que significa "regalo de Yahvé".
Uno de los doce Apóstoles y autor del primer Evangelio.
Su
símbolo: hombre con alas
Patrón
de banqueros, contadores y fuerzas de seguridad
Nació en
Cafarnaún, y cuando Jesús lo llamó, ejercía el oficio de
recaudador de impuestos. Escribió el evangelio en lengua aramea, y
según la tradición, predicó en Oriente. Jesús lo vió, y porque
lo amó, lo eligió.
San
Mateo es llamado por dos Evangelistas Levi, ambos nombres son de
origen Judíos. El último lo obtuvo antes de su conversión, el otro
lo tomó después, para mostrar la renuncia a su profesión, y que
era un hombre nuevo. Hijo de Alfeo, vivió en Cafarnaun, en el lago
de Galilea.
Fue
por profesión un publicano, o colector de impuestos para los
Romanos. Entre los Judíos, estos publicanos fueron más infames y
odiosos, porque esta nación los miraba como enemigos.
Su
oficio dice haber consistido particularmente en acumular un
importante patrimonio, cobrando impuestos a los que navegaban en los
lagos de Genesareth o Tiberías; San Marcos dice que San Mateo
trabajaba cerca del lago, donde él se sentaba. Jesús, habiendo
últimamente curado un paralítico famoso, salió de Cafarnaúm, y
caminó sobre los bancos del lago o mar de Genesareth, enseñando a
las personas que le seguían. Aquí Él observó a Mateo, que
realizaba su trabajo de cobro de peaje; entonces Él lo llamó a
venir y a seguirle.
El
hombre era rico, disfrutaba de un sueldo lucrativo, era un hombre
sabio y prudente, y entendía perfectamente lo que seguir a Jesús le
costaría. Pero él no tuvo miramientos, y dejó todos sus intereses
y relaciones, para hacerse un discípulo del Señor.
No
sabemos si él ya estaba relacionado con la persona o doctrina de
nuestro Salvador, especialmente cuando estaba cerca de Cafarnaúm, ya
que su casa parece haber estado en la ciudad, donde Cristo había
vivido por algún tiempo, había predicado y hechos muchos milagros,
por lo cual él seguramente estaba en alguna medida preparado para
recibir el llamado de Jesús.
San
Jerónimo dice que un cierto aire de majestad, brillaron en el gesto
de acercamiento de Nuestro Divino Redentor, que traspasó su alma, y
lo atrajo fuertemente.
Este
Apóstol, a la primera invitación, rompió todas sus ataduras; dejó
sus riquezas, su familia, sus preocupaciones del mundo, sus placeres,
y su profesión. Su conversión fue sincera y perfecta.
San
Mateo nunca regresó a su oficio, porque era una profesión
peligrosa, y una ocasión de avaricia, opresión y extorsión. San
Mateo, al convertirse, para mostrar que no estaba descontento con su
cambio, sino que lo miraba como su más gran felicidad, entretuvo a
Nuestro Señor y sus discípulos en una gran comida en su casa, a
donde invitó sus amigos, especialmente los de su última profesión,
como si esperaba que por medio de la divina conversación de Nuestro
Salvador, ellos también quizás sean convertidos.
Después
de la ascensión de Nuestro Señor, San Mateo predicó por varios
años en Judea, y en los países cercanos, hasta la dispersión de
los Apóstoles. Un poco antes de la dispersión, escribió su
evangelio, o pequeña historia de Nuestro Bendito Redentor. El
Apóstol Bartolomé se llevo una copia con él a la India, y la dejó
allí. San Mateo escribió su evangelio,
para satisfacer a los conversos de Palestina.
El
Evangelio de San Mateo, desciende a un detalle más particular y
completo en las acciones de Cristo que los otros tres, pero desde el
Capitulo V al XIV, él frecuentemente se distingue de los otros en la
serie de sus narrativas, ignorando el orden del tiempo, para que esas
instrucciones que tienen más afinidad una con la otra, estén
relacionadas juntas.
Este
evangelista, más bien se enfoca sobre las lecciones de moralidad de
Nuestro Salvador, y describe su tiempo o generación
humana, en que las promesas hechas a Abraham y David, respecto al
nacimiento del Mesías de su semilla, fueron realizadas; tal
argumento inducía de manera particular a los Judíos para que
creyeran en él.
Predicó
entre los judíos por 15 años, incluyendo posiblemente a los judíos
de Etiopía, África.
San
Mateo, después de haber hecho una gran cosecha de almas en Judea,
fue a predicar la fe, a las naciones bárbaras e incivilizadas del
Este. Él era una persona muy devota, dado a
la contemplación celestial, y llevaba una vida austera, usando una
dieta muy rigurosa; pues no comía carne, ya
que satisfacía su apetito con hierbas, raíces y semillas.
San
Ambrosio dice que Dios le abrió el País de los Persas. Rufinus y
Sócrates, nos dicen que él llevó el evangelio a Etiopía, y
probablemente a las regiones Sur y Este de Asia. San Paulino menciona
que él terminó su evangelización en Parthia. Venantus Fortunatus
relata que él sufrió el martirio en la ciudad de Nudubaz. Dorotheus
dice que él fue honorablemente enterrado en Hierápolis en Porthia.
Sus
reliquias fueron traídas al Oeste; el Papa Gregorio VII, en una
carta al Obispo de Salerno en 1080, testifica que fueron guardados en
una iglesia que tenía el nombre de la ciudad. Todavía están allí.
Fuente
Bibliográfica: Vidas de los Santos de Butler, Vol. III.
Oración:
Dios y Señor nuestro, te pedimos que a imitación de San Mateo,
sepamos abandonar nuestra zona de confort para servirte a Tí y sólo
a Tí. Por nuestro Señor Jesucristo, Ayer, Hoy y Siempre. Amén.
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