Domingo
21 de Octubre
Santa
Ursula y compañeras
Virgen
y Mártir
(451)
Según
un relato cincelado en una lápida de Colonia, en el siglo IV, fueron
martirizadas un grupo de doncellas cristianas. Cuatrocientos años
después, los relatos sobre esas mujeres, dieron lugar a esta
devoción.
Corría
el siglo IV, cuando un rey de Britania (Inglaterra), prometió a su
hija Úrsula en matrimonio, a un alto personaje de la nobleza del
país. Su futuro esposo era pagano, y Úrsula cristiana, y no estando
conforme con tal matrimonio, pidió y obtuvo un periodo de tres años,
para poder peregrinar a Roma. Con ella, viajaron diez compañeras
más.
En
Colonia, ella y sus doncellas, fueron atacadas por los hunos. Úrsula
rechazó la propuesta de matrimonio del cabecilla de los bárbaros –
Atila - y todas fueron asesinadas, al negarse a tal petición.
En
un documento datado en el año 922, y encontrado en un monasterio,
cerca de Colonia, se hacía referencia a la historia de Santa Úrsula
y sus compañeras.
En
el citado documento entre otras cosas se decía:
"Dei
et Sanctas Mariae ac ipsarum XI m virginum" donde "XI m
virginum" debía leerse como "undecim martyres virginum"
(once mártires vírgenes), y en su lugar leyeron "undecim
millia virginum" (once mil vírgenes)
Lo
que sí es cierto, es que Clematius, un senador, reconstruyó la
basílica de Colonia, Alemania, que originalmente había sido
construida en el siglo IV, para honrar un grupo de vírgenes, que
fueron martirizadas en esa ciudad. Quienes y cuantas eran, no se
sabe.
La
persecución, posiblemente fue la del emperador romano Diocleciano
(siglo IV).
En
la isla de Gozo, Malta (centro del Mediterráneo), existe la devoción
a esta santa, siendo allí muy venerada, y sus reliquias, están en
la catedral de la ciudad.
Es
patrona de las jóvenes y colegialas.
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SAN
HILARION DE GAZA
(+ 371)
Fundador
de la vida monástica en Palestina
Breve
San
Hilarión, fue de los primeros anacoretas que tenemos registros
escritos. Hombre de gran pureza de espíritu, e iniciador en
Palestina, de la vida monástica cristina.
Vida
y Obra
La
primera edad de la Iglesia, fue la de las persecuciones que se
desataron contra ella, suscitadas principalmente por el Imperio
romano, durante tres siglos.
A
esa etapa, sucedió una era de paz, iniciada por el emperador
Constantino, que en el año 313, declaró lícito el culto cristiano,
y él mismo se convirtió al cristianismo. Si en la primera, floreció
principalmente la fe heroica de los mártires, que tornaron a la
Iglesia con la púrpura de su sangre, en la segunda, se vieron
pulular ejemplos de virtudes sólidas y perfectas, como frutos
propios del árbol de la Iglesia.
El
día 21 de octubre, se celebra esta la fiesta de San Hilarión, abad,
nacido en Tabatha, cerca de la ciudad de Gaza, en Palestina,
Su
vida es admirable, por resplandecer en ella, la supremacía del
espíritu, y la fidelidad en seguir los movimientos de la gracia, que
ora le lleva al desierto, viviendo largos años en la contemplación,
y desasimiento de todo lo que halaga a la carne y a las pasiones; ora
le hace dedicarse a hacer el bien, a aquellos que subyugados por su
ejemplo, le piden que les deje imitar su vida bajo su dirección, y a
socorrer milagrosamente, con actos de caridad espiritual y corporal,
a las gentes afligidas, que acuden a él implorando su socorro.
La
fecha de su nacimiento no consta abiertamente, pero podemos deducirla
por el aserto de San Jerónimo, de que a la muerte de San Antonio
Abad, en el año 356, tenía Hilarión sesenta y cinco años de edad.
Llamó
poderosamente la atención, en todos los países por donde discurrió
su vida, por sus grandes virtudes de abstinencia, recogimiento,
oración, humildad, caridad, estupendos milagros, y liberación de
espíritus impuros.
Cuando
a los veintiséis años, volvió al hogar paterno, se encontró con
dos acontecimientos: habían ya muerto sus padres, y quedaba
constituido dueño de una importante herencia. Lo primero, claro
está, le causó dolor; pero, en cuanto al propósito que llevaba en
su corazón, le libraba de los lazos que pudieran impedírselo.
En
cuanto a lo segundo, al contrario, de suyo, era algo que podía
aprisionarlo por el amor a las riquezas, y a las comodidades. Pero
tenía presente, el ejemplo de San Antonio Abad, que joven como él,
había seguido el consejo divino: "Ve, vende cuanto tienes y
dalo a los pobres, y ven y sígueme" (Mt. 10,21), y así lo
realizó.
Se
estableció en el desierto de Majuma, cerca de Gaza, y allí observó
un género de vida, similar al de San Antonio Abad. Vestía una
camisa de pelo de camello; una túnica exterior tejida de lo mismo, y
una cogulla.
Era
palestinense, y no judío, ya que los israelitas, tenían sus
fronteras muy delimitadas. Era pues la suya una familia pagana, de
posición acomodada. Según lo describe San Jerónimo, cuando salió
de su casa, para ir a cursar los estudios a Alejandría, emporio
entonces del saber humano.
Era
un jovencito de quince años, rubio, de complexión delicada, pero
dotado de un alma noble, una voluntad férrea, y hambriento de la
verdad, cualidades todas, que se adaptaban de maravillas, para
recibir la fe cristiana, la cual, de hecho, recibió en Alejandría.
No
tenemos pormenores de su conversión; podemos suponer que entre sus
condiscípulos había cristianos, que no serían los peores en su
conducta, ni los menos distinguidos por su aplicación, y
aprovechamiento en aquella sede fundada por San Marcos, ilustre por
el martirio de Santa Catalina, y cuna del gran doctor de la Iglesia,
San Atanasio.
Es
la abstinencia, la virtud de que le convierte, en uno de los más
notables santos de la Iglesia, no porque no lo sea también en otras
virtudes, ni porque sea esa virtud la que sobresalga entre las demás,
sino porque él se señaló como nadie en dicha virtud.
A
un hombre que así castigaba su carne, para rendirla al espíritu, no
es de admirar, que Cristo le diese poder sobre los demonios, y sobre
la naturaleza, como en el milagro de las cuadrigas, de las ciudades
de Gaza y Majuma, donde haciendo rociar con un vaso de agua los
carros, caballos y los aurigas de los de Majuma, hizo que vencieran
en velocidad a aquellos. Ese poder estupendo, fue lo que, no
queriendo admitir escritores positivistas, optaron por negar su
historicidad.
El
deseo de huir del aura popular que lo admiraba, así como por su
virtud de ser, el vehículo de muchos milagros, en curar las
dolencias del cuerpo y las posesiones del demonio, le hacía ansiar
la soledad, y finalmente, la amenaza de Juliano el Apóstata, que
había ya destruido su monasterio de Majuma, en el año 362, le
obligó a embarcarse en el puerto de Alejandría, en la primera nave
que partiera, y que fue con rumbo a Sicilia.
Murió
en Chipre, diciendo: "Sal, sal, alma mía. ¿Por qué temes?.
¿Ya cerca de setenta años, que sirves a Cristo y temes?". Y
con esto expiró.
Llegó
la noticia a Hesiquio en Palestina, que partió al punto para Chipre,
apersonándose en el lugar de la sepultura, y simulando querer vivir
allí, trasladó ocultamente las reliquias del Santo, que con avidez
fueron recibidas en Chipre, en Palestina, y en toda el Asia Menor.
Oración:
Señor y Dios nuestro, te pedimos, que por los méritos e intercesión
de San Hilarión, traigas la paz a Palestina, haciendo posible la
reconciliación de todos los países de la región, desterrando el
odio y la violencia. Que San Hilarión nos ayude y aconseje, para
convertir nuestra casa en casa de oración.
También
te pedimos que con Santa Úrsula y compañeras mártires, nuestros
jóvenes sepan conservar y valorar siempre, la virginidad del cuerpo
hasta su casamiento, sabiendo decir que NO a cualquier insinuación
en contrario, y mantener siempre la virginidad del espíritu. Por
nuestro Señor Jesucristo, que Vive y Reina eternamente. Amén.
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