Sexta
Feria, 28 de septiembre
San
Wenceslao, Duque de Bohemia y mártir
(Wenceslaus)
+935
+935
Patrón de Bohemia, Hungría y Polonia
«Loado
seas, Señor, que me has concedido vivir hasta la mañana de hoy».
Wenceslao
nació en Praga, Bohemia (hoy: República Checa), hacia el año 907,
el mayor de los hijos de Wladislao, príncipe cristiano, que fue
asesinado por los paganos.
Esto
ocurrió cuando Wenceslao era pequeño, y Dragomira, su madre pagana,
actuó como regente, y se opuso al cristianismo.
Wenceslao
recibió una sólida formación cristiana de su abuela, Santa
Ludmila, quien fue asesinada por los paganos, antes que él llegase a
ser rey.
Alrededor
del año 925, fue duque de su país, teniendo que soportar muchas
dificultades en el gobierno, y en la formación cristiana de sus
súbditos. Fue un verdadero padre para ellos. Hizo lo posible, por
propagar la fe cristiana.
Por
la gracia de Dios, era hombre de una fe íntegra. Tenía gran
reverencia por los sacerdotes. Auxiliaba a todos los pobres; vestía
a los desnudos, alimentaba a los hambrientos, acogía a los
peregrinos, conforme a las enseñanzas evangélicas. No toleraba, que
se cometiera injusticia alguna contra las viudas; amaba a todos los
hombres y mujeres, pobres y ricos; servía a los ministros de Dios;
embellecía muchas iglesias.
Pero
ciertos hombres influyentes de Bohemia, ardieron de ira contra él, y
persuadieron a su hermano menor, Boleslao, diciéndole: «Wenceslao
conspira con su madre, y con sus hombres, para matarte». Wenceslao
hacía una correcta administración de la renta real, y no permitía
ni la corrupción, ni el derroche. Habiendo su hermano
Boleslao, aceptado el paganismo, desde entonces tramó la muerte de
Wenceslao.
Wenceslao
acostumbraba ir a todas las ciudades, para visitar sus iglesias, en
el día de la dedicación, de cada una de ellas. Entró pues en la
ciudad de Boleslavia, un domingo, coincidiendo con la fiesta de los
santos Cosme y Damián. Después de oír misa, quería regresar a
Praga, pero Boleslao lo retuvo pérfidamente, diciéndole:
«¿Por
qué has de marcharte, hermano?».
A
la mañana siguiente, las campanas tocaron para el oficio matutino.
Wenceslao, al oír las campanas, dijo: «Loado
seas, Señor, que me has concedido vivir hasta la mañana de hoy».
Se
levantó, y se dirigió al oficio matutino. Al momento, Boleslao lo
alcanzó en la puerta. Wenceslao lo miró, y le dijo: «Hermano,
ayer me trataste muy bien».
Pero
Boleslao, contestó a su hermano: «Pues ahora, quiero hacerlo aún
mejor».
Dicho
esto, lo hirió con la espada en la cabeza. Wenceslao, volviéndose a
él, le dijo: «¿Qué es lo que intentas hacer, hermano?». Y
agarrándolo, lo hizo caer en tierra. Vino corriendo entonces, uno de
los consejeros de Boleslao, e hirió a Wenceslao en la mano.
Éste,
al recibir la herida, soltó a su hermano, e intentó refugiarse en
la iglesia, pero dos malvados lo mataron en la puerta. Otro, que vino
corriendo, atravesó su costado con la espada.
Wenceslao
expiró al momento, pronunciando aquellas palabras: «A
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu».
Era
el 28 de Septiembre del 935. Las razones de su muerte, fueron
políticas y religiosas.
En
seguida, fue venerado como mártir, y es el patrono principal de
Bohemia.
Tres
años más tarde, su hermano Boleslao se arrepintió, y trasladó los
restos del mártir, a la Iglesia de San Vito.
Proclamado
santo en 1670.
Bohemia,
Hungría y Polonia lo honran como Patrono.
Sus
restos se veneran, en la catedral de San Vito, en la ciudad de Praga.
Oración:
Dios y Señor nuestro, te pedimos que por intercesión de San
Wenceslao, nuestros gobernantes imiten su conducta, no permitiendo la
corrupción y el derroche, y su corazón sea amplio y generoso,
siempre apegado a la justicia y el derecho. Por nuestro Señor
Jesucristo, que Vive y Reina contigo, por los Siglos de los Siglos.
Amén.
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