Sexta
Feria, 4 de Mayo
Beato
José María Rubio Peralta
Confesor
Sacerdote
Jesuita de los suburbios madrileños (1864-1929)
Su
Apostolado y Milagros, fueron conocidos en todo Madrid
Breve
José
María Rubio, nació en Dalías, Almería, en 1864.
Ordenado
sacerdote en Madrid en el año 1887, ejerció el ministerio
parroquial en Chinchón y Estremeña, siendo más tarde profesor del
Seminario, y Notario de la Curia diocesana.
Ingresó
en la Compañía de Jesús a los 42 años, y después de cinco años
de formación, se dedicó por entero a la predicación, dirección
espiritual, y ministerio de la reconciliación.
Fue
un verdadero padre para los pobres y abandonados, y formó muchos
apóstoles laicos. Murió en Aranjuez, en el año 1919, siendo
beatificado por Juan Pablo II, el 6 de octubre de 1985, llamándole
el «apóstol de Madrid».
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Anécdotas
en vida del Santo
El
padre Rubio fue un afamado confesor. Los madrileños formaban largas
colas, teniendo que esperar durante varias horas, para poder
confesarse con el padre Rubio.
La
visita a un moribundo:
Mientras
confesaba, vino una señora que le dio la señas de un hombre, a
quien debía confesar pronto, pues se estaba muriendo. Aquella misma
tarde fue a confesar al moribundo. Las señas eran en un tercer piso
sin ascensor, teniendo que subir fatigosamente aquellas escaleras.
Llamó
a la puerta, y preguntó por el caballero: “Soy yo” -le
contestó el hombre al abrirle la puerta- “pero creo que le
deben haber gastado una broma, pues ya ve que estoy perfectamente de
salud. ¡Vamos hombre!, pase a tomar algo, ya que ha tenido que subir
tantos pisos”.
Entrando
en el comedor vio un retrato en la pared, mientras el supuesto
moribundo le servía un refresco. El padre Rubio afirmó, que aquella
señora fue quien le había enviado.
“Ja,
ja, ja,”-rió el supuesto moribundo - “Se debe haber
fijado mal padre. Pues esa señora es
mi madre, y hace años, Dios se la llevó a su seno.
Mire, de todos modos, ya que está aquí me voy a confesar, porque
hace muchos años que no entro en una Iglesia, y así su viaje no
habrá sido en balde”. Se confesó, y
aquella misma noche murió santamente.
La
costurera:
Una
costurera de Madrid, contó en confesión que su padre murciano
odiaba la fe en Dios, y consideraba la religión cristiana un
engañabobos, y mentiras de curas. Ella tenía miedo de la
condenación eterna de su padre. -”No te preocupes, se salvará”,
afirmó el padre Rubio.
Estando
en unos ejercicios espirituales, predicando el padre Rubio, llegó
tarde aquella costurera. En ese instante, el padre Rubio calló un
momento en su discurso, y afirmó con voz potente. -"En este
mismo momento, una de vosotras acaba de recibir una gracia
especialísima. Realmente muy, pero que muy grande. Dentro de unos
días, sabrá de qué se trata, y quien de vosotras lo ha recibido.
Aquella afortunada, debe agradecérselo a Nuestro Señor Jesucristo
".
Todas
las mujeres que allí estaban presentes, tomaron nota de la hora y
día, pues era ya famoso por esas profecías, que luego se cumplían.
La costurera al cabo de unos días, se
enteró que su padre murciano había muerto santamente, y que justo,
en aquel momento, en que tales palabras pronunció el padre Rubio,
estaba confesándose, y recibiendo los últimos sacramentos.
La
broma de carnaval:
Pero
lo ocurrido el martes de Carnaval de 1924 en Madrid, fue un asunto
que corrió en la capital de España, de boca en boca como la
pólvora, por la notable muestra de Santidad del padre Rubio.
Estando
unos amigos divirtiéndose en una casa de prostitutas, decidieron
hacerle una broma al padre Rubio.
-
Que os parece, si uno de nosotros, se hace pasar por moribundo, le
llamamos al padre Rubio, y cuando esté en la habitación, salta de
la cama voceando el moribundo, mientras los demás, entramos con las
chicas medio desnudas.
-Es
una idea estupenda- Agregó uno- Incluso lo podemos mejorar. Mirad,
como trabajo en un periódico, le podríamos sacar unas cuantas
fotos, y publicarlas en mi columna.¡Os imaginaís el titular!: "el
padre Rubio sale de putas en Carnaval". Ja, ja, ja
-
Yo me haré pasar de moribundo- Dijo otro de los amigos presentes,
mientras bebían.
-
Pues iré a buscarle- afirmó el mejor vestido.
-Vale-
Añadió el periodista- Pues agarraré la cámara, y nos esconderemos
con las chicas, para entrar cuando des una voz. Esto va a salir
genial.
A
la madrugada, un hombre bien trajeado llamó al convento donde vivía
el padre Rubio, suplicando confesión para un moribundo. Pese a la
oposición del Superior, fue allí, acompañado de otro jesuita.
Llegó
hasta la casa de prostitución, y entró en la habitación, casi al
instante salió enfadado el padre Rubio. - Me
tendrían que haber llamado antes, porque ya murió-
afirmó.
Ante
el estupor de todos los presentes, comprobaron que realmente, no solo
estaba muerto, sino también frío. Muchos ingresaron en religión,
después de lo ocurrido. En todo Madrid fue conocido el
incidente, pero el padre Rubio, nunca dio demasiado importancia a
todo aquello.
Oración:
Dios Todopoderoso y Eterno, que suscitaste como insigne ministro de
tu iglesia, a San José María Rubio Peralta, haz que su pureza sea
un aliciente para todos tus ministros, y así perseveren en el camino
de la Santidad, llevando a muchas ovejas perdidas a tu redil. A Tí
Señor, que nos constituiste en un pueblo sacerdotal, siendo Tú
mismo Sumo Supremo Sacerdote. Amén.
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