Segunda
Feria, 30 de abril
SAN
PIO V, 225ª Papa
(1566-1572)
"Si
tú haces algo por la Virgen María, la Virgen hará mucho por ti"
"No
fueron las técnicas, no fueron las armas, las que nos consiguieron
la victoria. Fue la intercesión de la Santísima Virgen María,
Madre de Dios", fue el mensaje de San Pío V luego de la batalla
de Lepanto, que marcó un punto de inflexión en la historia de los
tiempos modernos.
“A
Cristo, le siguen más de cerca, aquellos que luchan por la verdad
hasta la muerte”.
Breve
Antonio
Michele Ghislieri nació cerca de Alejandría (Italia), en el año
1504. Ingresó en la Orden de los Dominicos, y fue profesor de
teología.
Consagrado
obispo y elevado al cardenalato, fue finalmente elegido papa en el
año 1566. Continuó con gran decisión, la reforma comenzada por el
Concilio de Trento, y promovió la propagación de la fe y la
liturgia.
Humilde
y piadoso Papa. Propagador de la Virgen María, como Auxiliadora de
los Cristianos. Organizador de la defensa de Europa, contra el
Imperio Otomano en Lepanto.
Historia
Pío
significa: el piadoso, que cumple bien sus deberes con Dios. Se llama
Quinto, porque antes de él hubo otros cuatro Pontífices, que
llevaron el nombre de Pío.
Nació
en un pueblo llamado Bosco, en Italia, en 1504. Sus padres eran muy
piadosos, pero muy pobres. Aunque era un niño muy inteligente, tuvo
hasta los 14 años, que dedicarse a cuidar ovejas en el campo, porque
los papás no tenían con qué costearle los estudios.
Pero
la vida retirada en la soledad del campo, le sirvió de mucho, para
dedicarse a la piedad y a la meditación, y la gran pobreza de la
familia, le fue muy útil para adquirir gran fortaleza, para soportar
los sufrimientos de la vida. Más tarde, será también
Pastor de toda la Iglesia.
Una
familia rica, notó que su hijo Antonio se comportaba mejor, desde
que era amigo de nuestro santo, y entonces se dispuso a costearle los
estudios, para que acompañara a Antonio, y le ayudara a ser mejor.
Y
así pudo irse a estudiar con los Padres Dominicos, y llegar a ser
religioso de esa comunidad. Nunca olvidará
el futuro Pontífice, este gran favor de tan generosa familia.
En la comunidad, le fueron dando cargos de mucha importancia: Maestro
de novicios, Superior de varios conventos. Y muy pronto el Sumo
Pontífice, el Papa Pío IV, lo nombró obispo. Tenía especiales
cualidades para gobernar.
Como
el protestantismo estaba invadiendo todas las regiones, y amenazaba
con quitarle la verdadera fe, a muchísimos católicos, el Papa
nombró a nuestro santo, como encargado de la asociación, que en
Italia defendía a la verdadera religión.
Y
él, viajando casi siempre a pie, y con gran pobreza, fue visitando
pueblos y ciudades, previniendo a los católicos, contra los errores
de los evangélicos y luteranos, y oponiéndose fuertemente, a todos
los que querían atacar a nuestra religión.
Muchas
veces, estuvo en peligro de ser asesinado, pero nunca se dejaba
vencer por el temor. Con los de buena voluntad, era sumamente
bondadoso y generoso, pero para con los herejes, demostraba su gran
ciencia y sus dotes oratorias, y los iba confundiendo y alejando, de
los sitios a donde llegaba.
El
Papa, para premiarle sus valiosos servicios, y para tenerlo cerca de
él, como colaborador en Roma, lo nombró Cardenal, y encargado de
dirigir toda la lucha de la Iglesia Católica, en defensa de la fe, y
contra los errores de los protestantes.
Al
morir el Papa Pío IV, San Carlos Borromeo, les dijo a los demás
cardenales que el candidato más apropiado para ser elegido Papa, era
este santo cardenal. Y lo eligieron, y tomó el nombre de Pío
Quinto.
Se
acostumbraba, que al posesionarse del cargo un nuevo Pontífice, se
diera un gran banquete a los embajadores, y a los jefes políticos y
militares de Roma. Pío Quinto ordenó, que
todo lo que se iba a gastar en ese banquete, se empleará en darles
ayudas a los pobres, y en llevar remedios para los enfermos más
necesitados de los hospitales.
Cuando
recién posesionado, iba en procesión por Roma, vio en una calle al
antiguo amigo Antonio, aquel cuyos papás, le habían costeado a él
los estudios, y lo llamó, y lo nombró gobernador del Castillo
Santángelo, que era el cuartel general del Papa. La gente se
admiró, al saber que el nuevo Pontífice, había sido un niño muy
pobre, y comentaban, que había llegado al más alto cargo en la
Iglesia, siendo de una de las familias más pobres del país.
Pío
Quinto parecía un verdadero monje en su modo de vivir, de rezar y de
mortificarse. Comía muy poco. Pasaba muchas horas rezando.
Tenía tres devociones preferidas: La
Eucaristía, - celebraba la Misa con gran fervor, y pasaba
largos ratos de rodillas ante el Santísimoo Sacramento-; El
Rosario, que recomendaba a todos los que podía; y la
Santísima Virgen por la cual
sentía una gran devoción y mucha confianza, y de quien obtuvo
maravillosos favores.
Las
gentes comentaban admiradas: “Este sí, que era el Papa que la
gente necesitaba". Lo primero que ordenó fue que todo
obispo y que todo párroco, debía vivir en el sitio para donde
habían sido nombrado, ya que existía la dañosa costumbre, de que
se iban a vivir a las ciudades, y descuidaban la diócesis o la
parroquia, para la cual los habían nombrado.
Prohibió
la pornografía. También hizo perseguir y poner presos, a
los centenares de bandoleros, que atacaban y robaban a la gente en
los alrededores de Roma.
Visitaba
frecuentemente hospitales y casas de pobres, para ayudar a los
necesitados. Puso tal orden en Roma, que los enemigos le decían que
él quería convertir a Roma en un monasterio; pero los amigos
proclamaban que en 300 años, no había habido un Papa tan santo como
él. Las gentes obedecían sus leyes, porque le profesaban una gran
veneración.
En
las procesiones con el Santísimo Sacramento, los fieles se admiraban
al verlo llevar la custodia, con los ojos fijos en la Santa Hostia, y
recorriendo a pie las calles de Roma, con gran piedad y devoción.
Parecía estar viendo a Nuestro Señor.
Publicó
un Nuevo Misal, y una nueva edición de La Liturgia de Las Horas, o
sea los 150 Salmos, que los sacerdotes deben rezar. Publicó también
un Catecismo Universal. Dio gran importancia a la enseñanza de las
doctrinas de Santo Tomás de Aquino en los seminarios, porque por no
haber aprendido esas enseñanzas, muchos sacerdotes se habían vuelto
protestantes.
Aunque
era flaco, calvo, de barba muy blanca, y bastante pálido, las gentes
comentaban: "El Papa tiene energía para diez años, y planes
de reformas para mil años más".
Los
mahometanos amenazaban con invadir a toda Europa, y acabar con la
Religión Católica. Venían desde Turquía, destruyendo a sangre y
fuego, todas las poblaciones católicas que encontraban. Y anunciaron
que convertirían la Basílica de San Pedro, en pesebre para sus
caballos. Ningún rey se atrevía a salir a combatirlos.
Pío
Quinto con la energía y el valor que lo caracterizaban, impulsó y
buscó insistentemente la ayuda, de los jefes más importantes de
Europa. Por su cuenta organizó una gran armada, con barcos dotados
de lo mejor, que en aquel tiempo se podía desear para una batalla.
Obtuvo
que la república de Venecia le enviara todos sus barcos de guerra, y
que el rey de España, Felipe II, colaborara con todas sus naves de
combate. Y así organizó una gran flota, para ir a detener a los
turcos, que venían a tratar de destruir la religión de Cristo. Y
con su bendición, los envió a combatir en defensa de la religión.
Puso
como condición, para estar seguros de obtener de Dios la victoria,
que todos los combatientes deberían ir bien confesados, y habiendo
todos comulgado. Hizo llegar una gran cantidad de frailes capuchinos,
franciscanos y dominicos, para confesar a los marineros, y antes de
zarpar, todos oyeron misa y comulgaron.
Mientras
ellos iban a combatir en las aguas del mar, el Papa y las gentes
piadosas de Roma, recorrían las calles, descalzos, rezando el
rosario para pedir la victoria.
Los
mahometanos los esperaban en el mar lejano, con 60 barcos grandes de
guerra, 220 barcos medianos, 750 cañones, 34.000 soldados
especializados, 13.000 marineros, y 43.000 esclavos que iban remando.
El ejército del Papa, estaba dirigido por don Juan de Austria,
hermano del rey de España. Los católicos eran muy inferiores en
número a los mahometanos. Los dos ejércitos se encontraron en el
golfo de Lepanto, cerca de Grecia.
El
Papa Pío Quinto, oraba por largos ratos con los brazos en cruz,
pidiendo a Dios la victoria de los cristianos. Los jefes de la armada
católica, hicieron que todos sus soldados rezaran el rosario, antes
de empezar la batalla. Era el 7 de octubre de 1571, al mediodía.
Todos
combatían con admirable valor, pero el viento soplaba en dirección
contraria a las naves católicas, y por eso había que emplear muchas
fuerzas para remar, y mantener el rumbo. Y
he aquí que de un momento a otro, misteriosamente, el viento cambió
de dirección, y entonces los católicos, soltando los
remos se lanzaron todos al ataque. Uno de esos soldados católicos,
era Miguel de Cervantes, el que escribió El Quijote.
Don
Juan de Austria con los suyos atacaron la nave capitana de los
mahometanos, donde estaba su supremo Almirante Alí; le dieron muerte
a éste, e inmediatamente los demás empezaron a retroceder
espantados. En pocas horas, quedaron prisioneros diez mil
mahometanos. De sus barcos fueron hundidos 111, y 117 quedaron en
poder de los vencedores; 12.000 esclavos que
estaban remando, en poder de los turcos, quedaron libres.
En
aquel tiempo, las noticias tardaban mucho en llegar, y Lepanto
quedaba muy lejos de Roma. Pero Pío Quinto, que estaba tratando
asuntos con unos cardenales, de pronto se asomó a la ventana, miró
hacia el cielo, y les dijo emocionado: "Dediquémonos
a darle gracias a Dios, y a la Virgen Santísima, porque hemos
conseguido la victoria". Varios días después,
llegó desde el lejano Golfo de Lepanto, la noticia del enorme
triunfo.
El
Papa en acción de gracias, mandó que cada año, se celebre el 7 de
octubre la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, y que en las
letanías, se colocara esta oración "María,
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros".
Así
que este Papa, fué el propagador del título de Auxiliadora; fué
este Pontífice nacido en un pueblecito llamado Bosco. Más tarde, un
sacerdote llamado San Juan Bosco, será el mayor propagandista de la
devoción a María Auxiliadora.
San
Pío Quinto murió el 1 de mayo de 1572, a los 68 años de edad, y
fue declarado santo por el Papa Clemente XI, en 1712.
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Oficio
de lectura, 30 de Abril. San Pío Quinto, Papa
La
Iglesia está fundada, sobre la piedra que confesó Pedro
De
los tratados de San Agustín, obispo, sobre el evangelio de San
Juan
Tratado 124, 5
Tratado 124, 5
Dios,
además de otros consuelos, que no cesa de conceder al género
humano, cuando llegó la plenitud de los tiempos, es decir, en el
momento que Él tenía determinado, envió a su Hijo unigénito, por
quien creó todas las cosas, para que permaneciendo Dios, se hiciera
hombre, y fuese el mediador entre Dios y los hombres, el hombre
Cristo Jesús.
Y
ello, para que cuantos creyeran en Él, limpios por el bautismo de
todo pecado, fuesen liberados de la condenación eterna, y viviesen
en la fe, la esperanza y la caridad, peregrinando en este mundo, y
caminando, en medio de penosas tentaciones y peligros, ayudados por
los consuelos espirituales y corporales de Dios, hacia su encuentro,
siguiendo el camino, que es el mismo Cristo.
Y
a los que caminan en Cristo, aunque no se encuentran sin pecados, que
nacen de la fragilidad de esta vida, les concedió el remedio
saludable de la limosna, como apoyo de aquella
oración, en la que Él mismo nos enseñó a decir: Perdónanos
nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Esto
es lo que hace la Iglesia, dichosa por su esperanza, mientras dura
esta vida, llena de dificultades. El apóstol Pedro, por la primacía
de su apostolado, representaba de forma figurada, la totalidad de la
Iglesia.
Pues
Pedro, por lo que se refiere a sus propiedades personales, era un
hombre por naturaleza, un cristiano por la gracia, un Apóstol, y el
primero de ellos, por una gracia mayor; pero cuando se le dice: Te
daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra
quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará
desatado en el cielo, representaba a toda la Iglesia, que en
este mundo es batida por diversas tentaciones, como si fuesen
lluvias, ríos, tempestades, pero que no cae, porque está
fundamentada sobre la piedra, término de donde le viene el nombre a
Pedro.
Y
el Señor dice: Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, porque Pedro
había dicho: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. «Sobre
esta piedra que tú has confesado, edificaré mi Iglesia». Porque
la piedra era Cristo, Él es el cimiento, sobre el cual el
mismo Pedro ha sido edificado, pues nadie puede poner otro cimiento,
fuera del ya puesto, que es Jesucristo.
La
Iglesia, que está fundamentada en Cristo, ha recibido en la persona
de Pedro, las llaves del reino de los cielos, es decir, el poder de
atar y desatar los pecados. La Iglesia, amando y siguiendo a Cristo,
se libera de los males. Pero a Cristo, le siguen más de cerca,
aquellos que luchan por la
verdad hasta la muerte.
Oración:
Te pedimos Señor y Dios nuestro, que nos concedas por los méritos e
intercesión del Papa San Pío Quinto, confiar siempre nuestra vida
en las manos de la Santísima Virgen María, y así poder navegar sin
desvío alguno, hacia los puertos celestiales de tu morada eterna. A
Tí Señor, que nos dejaste a tu Madre, como Madre nuestra, al pie de
la Cruz. Amén.
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