11 de Septiembre 2022
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BEATOS
CARMELITAS DE PARÍS
(†
1792)
Mártires
San
JUAN GABRIEL PERBOYRE
(†
1840)
Mártir
https://365seleccionessacros.blogspot.com/2020/09/11de-septiembre-beatoscarmelitas-de.html
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Hoy
leemos en las escrituras
Primera
lectura
Lectura
del libro del Éxodo (32,7-11.13-14):
En
aquellos días, el Señor dijo a Moisés:
«Anda, baja
de la montaña, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de
Egipto. Pronto se han desviado del camino, que yo les había
señalado. Se han hecho un becerro de metal, se postran ante él, le
ofrecen sacrificios y proclaman: “Este es tu Dios, Israel, el que
te sacó de Egipto”».
Y
el Señor añadió a Moisés:
«Veo que este pueblo, es
un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va a encender
contra ellos, hasta consumirlos. Y de ti haré un gran
pueblo».
Entonces Moisés
suplicó al Señor, su Dios:
«¿Por qué, Señor, se va
a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto, con
gran poder y mano robusta?. Acuérdate de tus siervos, Abrahán,
Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo: “Multiplicaré
vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra
de que he hablado, se la daré a vuestra descendencia, para que la
posea por siempre”».
Entonces
se arrepintió el Señor, de la amenaza que había pronunciado,
contra su pueblo.
Palabra de Dios. ¡Te alabamos
Señor!
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Salmo
Sal
50,3-4.12-13.17.19
R/.
Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre.
V/.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión,
borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
R/.
V/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame
por dentro, con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu
rostro,
no me quites tu Santo Espíritu. R/.
V/. Señor, me
abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Mi
sacrificio agradable a Dios,
es un espíritu quebrantado;
un
corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo
desprecias.
R/.
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Segunda
lectura
Lectura
de la primera carta del Apóstol San Pablo a Timoteo
(1,12-17):
QUERIDO
hermano:
Doy gracias a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me hizo
capaz, se fió de mí, y me confió este ministerio, a mí, que antes
era un blasfemo, un perseguidor y un insolente.
Pero Dios tuvo
compasión de mí, porque no sabía lo que hacía, pues estaba lejos
de la fe; sin embargo, la gracia de nuestro Señor sobreabundó en
mí, junto con la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo
Jesús.
Es palabra digna de crédito, y merecedora de total
aceptación, que Cristo Jesús vino al mundo, para salvar a los
pecadores, y yo soy el primero; pero por esto, precisamente, se
compadeció de mí: para que yo fuese el primero, en el que Cristo
Jesús mostrase toda su paciencia, y para que me convirtiera en un
modelo, de los que han de creer en él, y tener vida eterna.
Al
Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria,
por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios. ¡Te
alabamos
Señor!
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Evangelio
de hoy
Lectura
del santo evangelio según San Lucas (15,1-32):
EN
aquel tiempo, solían acercarse a Jesús, todos los publicanos y los
pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban,
diciendo:
«Ese acoge a los pecadores, y come con
ellos».
Jesús les dijo
esta parábola:
«¿Quién
de vosotros, que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las
noventa y nueve en el desierto, y va tras la descarriada, hasta que
la encuentra?. Y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros,
muy contento; y al llegar a casa, reúne a los amigos y a los
vecinos, y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja
que se me había perdido”.
Os
digo que así también, habrá más alegría en el cielo, por un solo
pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos, que no
necesitan convertirse.
O
¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende
una lámpara, y barre la casa, y busca con cuidado, hasta que la
encuentra?. Y cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las
vecinas, y les dice: “Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda
que se me había perdido”.
Os
digo que la misma alegría, tendrán los ángeles de Dios, por un
solo pecador que se convierta».
También
les dijo:
«Un hombre tenía dos hijos; el menor de
ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la
fortuna”. Y el padre les
repartió los bienes.
No muchos días después, el
hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y
allí derrochó su fortuna, viviendo perdidamente.
Cuando
lo había gastado todo, vino por aquella tierra, un hambre terrible,
y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces, y se contrató con uno
de los ciudadanos de aquel país, que lo mandó a sus campos a
apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los
cerdos, pero nadie le daba nada.
Recapacitando
entonces, se dijo:
«Cuántos
jornaleros de mi padre, tienen abundancia de pan, mientras yo aquí,
me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está
mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra Ti;
ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus
jornaleros”.
Se
levantó, y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba
lejos, su padre lo vio, y se le conmovieron las entrañas; y echando
a correr, se le echó al cuello, y lo cubrió de besos.
Su
hijo le dijo:
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya
no merezco llamarme hijo tuyo”.
Pero
el padre dijo a sus criados:
“Sacad enseguida la mejor túnica y
vestídsela; ponedle un anillo en la mano, y sandalias en los pies;
traed el ternero cebado, y sacrificadlo; comamos y celebremos un
banquete, porque este hijo mío estaba muerto, y ha revivido; estaba
perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el
banquete.
Su
hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la
casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le
preguntó qué era aquello.
Este
le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el
ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”.
Él
se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba
persuadirlo.
Entonces
él respondió a su padre:
“Mira: en tantos años como te sirvo,
sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un
cabrito, para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha
venido ese hijo tuyo, que se ha comido tus bienes con malas mujeres,
le matas el ternero cebado”.
El
padre le dijo:
“Hijo,
tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso
celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo, estaba
muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos
encontrado”».
Palabra
de Dios. ¡Te alabamos
Señor!
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Historias
Sagradas
http://365selecciones.es/historia#d8ee6392-8132-44c2-a2dc-0c90fedae657
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https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/hoy
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https://www.biblegateway.com/
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https://www.vercalendario.info/es/evento/liturgia-catolica-ano-calendario-2021.html
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