miércoles, 26 de junio de 2024

 26 de Junio 2024

San Antelmo de Belley
Obispo
(1107 - 1178)


En Belley, en Saboya, actual Francia, San Antelmo, obispo, monje de la Gran Cartuja, que restauró los edificios destruidos, por una gran nevada. Elegido después prior, convocó el Capítulo general, y designado más tarde obispo, se distinguió por su aplicación firme y decidida, en la corrección de los clérigos, y en la reforma de las costumbres.

A San Antelmo se le considera con justicia, como uno de los eclesiásticos más importantes de su época, debido a los servicios que prestó a la Iglesia, como obispo de Belley, como ministro general de la Orden de los Cartujos, en una etapa crítica de su desarrollo, y como un destacado defensor del verdadero Papa, en contra de un pretendido Pontífice, que contaba con el apoyo de todas las fuerzas del emperador.

Antelmo nació en el año de 1107, en el castillo de Chignin, a unos doce kilómetros de Chambery. Al recibir las órdenes, era un joven sacerdote de sólidos principios, hospitalario y generoso, pero que se interesaba demasiado, en las cosas de este mundo.

Sin embargo, sus frecuentes visitas al convento de los cartujos, en Portes, donde tenía parientes, transformaron radicalmente sus ambiciones. Lo que presenció de la vida en comunidad de los monjes, y lo que aprendió en sus pláticas con el prior, bastó para mostrarle su verdadera vocación, y en consecuencia, abandonó el mundo para tomar el hábito de San Bruno, alrededor del 1137.

Antes de que hubiese terminado el noviciado, se le envió a la Gran Cartuja, que acababa de perder una buena parte de su edificio, destruida por una alud. En el gran centro cartujo, Antelmo, con su ejemplo, y sus cualidades naturales de hombre práctico, favoreció el renacimiento del fervor, y la reanudación de la prosperidad del monasterio.

Tras la renuncia de Hugo I, en 1139, fue elegido como séptimo prior de la «Grande Chartreuse». Su primer cuidado, fue el de reparar el edificio dañado, al que, una vez renovado, rodeó con una muralla.

Mandó construir un acueducto, y dio impulso a la agricultura y al pastoreo en los campos de la abadía; mientras tanto, no cesaba de predicar sobre la obediencia a la regla, en su sencillez original. Pronto tuvo la satisfacción, de ver sus esfuerzos coronados por el éxito.

Hasta entonces, los monjes cartujos habían sido independientes uno del otro, y cada cual estaba sujeto únicamente al obispo. Antelmo fue el que convocó al primer capítulo general, por el que la Gran Cartuja, quedó constituida como la casa madre. De esta manera, él mismo fue de hecho, aunque no de nombre, el primer ministro general de la orden.

No es de sorprender, que la reputación de su santidad y de su ciencia, atrajesen a numerosos reclutas; entre éstos, que recibieron el hábito de sus manos, figuraba su propio padre, uno de sus hermanos, y el conde Guillermo de Nivernais, que no pasó de hermano lego.

También fue San Antelmo, quien comisionó al beato Juan Hispano, para que redactase la constitución, para la comunidad de mujeres, que desearan someterse a la regla de los cartujos.

Después de gobernar sabiamente, durante doce años la Gran Cartuja, pudo renunciar, en 1152, para gran satisfacción propia, a un puesto que nunca había deseado. Inmediatamente se retiró a una celda, para vivir en soledad, pero no fue por mucho tiempo.

Bernardo, el fundador y primer prior del monasterio de Portes, obligado por lo avanzado de su edad, delegó su cargo, y a solicitud suya, Antelmo fue su sucesor. El trabajo de los monjes, había acarreado una inusitada prosperidad al monasterio, cuyos arcones y cuyos graneros estaban llenos a reventar. El nuevo prior, consideraba que tanta abundancia era incompatible con la pobreza evangélica, y en vista de la escasez que prevalecía en la comarca circundante, ordenó la libre distribución de granos y dinero, a todo el que acudiese a solicitar ayuda.

Los necesitados fueron tantos, que el prior vendió algunos de los ornamentos de la iglesia, para dar limosnas. Dos años más tarde, regresó a la Gran Cartuja, para entregarse durante algún tiempo, a la vida de contemplación de un simple monje. Fue entonces cuando le vino a la cabeza, la idea de ocuparse de los asuntos de la Iglesia, fuera de su orden.

En el año de 1159, la cristiandad occidental estaba dividida en dos campos: uno favorecía las reclamaciones del verdadero Papa, Alejandro III, el otro apoyaba al antipapa «Víctor IV», protegido por el emperador Federico Barbarroja.

Antelmo se lanzó a la lucha, junto con Godofredo, el sabio abad cisterciense de Hautecombe. Ambos tuvieron éxito, en el reclutamiento de su propia comunidad de monjes elegidos en diversas órdenes, pero que apoyaban al Papa Alejandro, y organizaron su causa, en Francia, en España, y aun en Inglaterra.

Sin duda que, por lo menos en parte, debido a su agradecimiento por aquellos esfuerzos, el Papa Alejandro atendió, a un llamado de atención que se le hizo, para que ocupase la sede vacante en la diócesis de Belley, con un partidario suyo, y puso aparte a todos los candidatos, para nombrar a Antelmo.

Fue en vano que el cartujo suplicase, aun con lágrimas en los ojos, que se le dispensara; el Papa insistió, y Antelmo se vio obligado a aceptar. Fue consagrado obispo el 8 de septiembre de 1163.

En su diócesis, había numerosos aspectos que necesitaban ser reformados, y Antelmo comenzó a trabajar en ello, con su característica energía. En el primer sínodo que convocó, hizo un impresionante llamado a sus clérigos, para que cumpliesen con la gran misión, que les había sido confiada: la observancia del celibato eclesiástico, no se tomaba en cuenta, y no pocos sacerdotes vivían ostensiblemente, como hombres casados.

Al principio, el obispo recurrió tan sólo a las advertencias, y a las medidas de persuasión, pero al cabo de dos años, al ver que las cosas seguían más o menos lo mismo, en algunos círculos, impuso un castigo ejemplar a los renuentes, privándoles de sus beneficios eclesiásticos.

Con igual firmeza, trató el desorden y la opresión entre los laicos; ninguno de los anteriores obispos de Belley, había sido tan valiente y temerario. Cuando Humberto III, conde de Maurienne, en violación a los derechos de jurisdicción de la Iglesia sobre los clérigos, metió en la cárcel a un sacerdote, acusado de malversación, Antelmo envió un prelado, para que pusiese en libertad al prisionero.

En la reyerta que se produjo, cuando el conde Humberto trató de impedir, que el prelado se llevase al reo, éste resultó muerto. Ni siquiera por la expresa solicitud del Papa, alivió su rigor el obispo Antelmo: cuando supo que Alejandro III, con quien se hallaba el conde Humberto en relaciones amistosas, había anulado la acusación, se retiró indignado al monasterio de Portes, y protestó enérgicamente, con el alegato de que el Papa había actuado ultra vires, puesto que ni el propio San Pedro, habría tenido poderes para dejar libre de culpa y cargo, y aun de censura, a un pecador impenitente.

Con trabajo, se le convenció para que retornase a su diócesis, pero nada sirvió para inducirle, a que aceptase a Humberto en la comunión. Sin embargo, se mantenían en el mismo plano de excelencia, sus relaciones con Roma, y no tardó en encomendársele una misión, como legado en Inglaterra, para hacer el intento de reconciliar al rey Enrique II, y a Santo Tomás Becket; pero las circunstancias le impidieron partir.

Todavía más notable, fue la amistad y el favor de que le dio muestras, su antiguo antagonista, el emperador. Pero ni los honores, de los más altos dignatarios de la Iglesia y el Estado, ni tampoco los deberes pastorales, que cumplió con tanta prudencia y sabiduría, apartaron su corazón de su amada comunidad, y nunca vivió de distinta manera, que el más humilde de los monjes cartujos.

El tiempo que le dejaban libre sus tareas, lo ocupaba en visitar la Gran Cartuja, u otra de las casas de la orden. Tenía gran afecto por otras dos instituciones: una comunidad de solitarias mujeres, en un lugar llamado Bons, y una casa para leprosos, donde solía atender personalmente a los enfermos.

El curso de los años, no menguó su actividad; pero en cierta ocasión, cuando se ocupaba en distribuir víveres, durante una época de hambre, fue súbitamente atacado por una fiebre, que habría de resultarle fatal. Poco antes de entrar en agonía, tuvo la satisfacción de recibir la visita del conde Humberto, quien acudía a solicitar su perdón, y a prometer enmienda.

San Antelmo murió el 26 de junio de 1178, a la edad de setenta y dos años. San Hugo de Lincoln, al regresar de su última visita a la Gran Cartuja, poco antes de morir, pasó por Belley, y se detuvo a presentar el tributo de su veneración, a los restos de su viejo amigo Antelmo, cuya fama de santidad, se extendía rápidamente por los milagros que se obraban en su tumba.

En el Acta Sanctoram, junio, vol. VII, los bolandistas imprimieron una vida de San Antelmo que, al parecer, fue escrita en su época y cuya copia se obtuvo en la Gran Cartuja. Las virtudes y trabajos del santo, se discuten detalladamente en los Anuales Ordinis Cartuciensis, recopilados por Dom Le Couteulx, vols. I y II.

F
uente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

martes, 25 de junio de 2024

 25 de Junio 2024




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San Próspero de Aquitania
Seglar († c. a. 455)

La santidad depende, de la fidelidad a la gracia de Dios, y del esfuerzo por poner en juego, todos los dones recibidos.

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San Moloc de Lismore
Obispo
(572)

Predicador y Brillante sol de Lismore


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San Guillermo de Vercelli
Abad
(1085 – 1142)

Fundador de innumerables conventos. El milagro del fuego que no lo consumió.


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Hoy leemos en las escrituras

Segundo Libro de los Reyes 19,9b-11.14-21.31-35a.36

Él había oído, en efecto, que el rey se había retirado de Laquis, al recibir la noticia de que Tirjacá, rey de Cus, se había puesto en campaña para combatirlo.

Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequías para decirle: "Hablen así a Ezequías, rey de Judá: Que no te engañe tu Dios, en quien confías, haciéndote pensar que Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. Tú has oído, seguramente, lo que hicieron los reyes de Asiria a todos los países, al consagrarlos al exterminio total. ¿Y tú te vas a librar?.

Ezequías tomó la carta de la mano de los mensajeros, y la leyó. Después subió a la Casa del Señor, la desplegó delante del Señor y oró, diciendo:
"Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que tienes tu trono sobre los querubines: Tú solo eres el Dios de todos los reinos de la tierra, tú has hecho el cielo y la tierra. Inclina tu oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha las palabras que Senaquerib ha mandado decir, para insultar al Dios viviente.

Es verdad, Señor, que los reyes de Asiria han arrasado todas las naciones, y sus territorios. Ellos han arrojado sus dioses al fuego, porque no son dioses, sino obra de las manos del hombre, nada más que madera y piedra. Por eso los hicieron desaparecer. Pero ahora, Señor, Dios nuestro, ¡sálvanos de su mano, y que todos los reinos de la tierra reconozcan, que Tú solo, Señor, eres Dios!".

Isaías, hijo de Amós, mandó a decir a Ezequías:
"Así habla el Señor, Dios de Israel: Tú me has dirigido una súplica, acerca de Senaquerib, rey de Asiria, y Yo la he escuchado. Esta es la palabra que el Señor ha pronunciado contra él: Te desprecia, se burla de ti, la virgen hija de Sión; a tus espaldas mueve la cabeza la hija de Jerusalén. Porque de Jerusalén saldrá un resto, y del monte Sión, algunos sobrevivientes. El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto.

Por eso, así habla el Señor acerca del rey de Asiria: El no entrará en esta ciudad, ni le lanzará una flecha; no la enfrentará con el escudo, ni levantará contra ella un terraplén. Se volverá por el mismo camino, sin entrar en esta ciudad -oráculo del Señor-. Yo protegeré a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David, mi servidor".

Aquella misma noche, el Angel del Señor salió, e hirió en el campamento de los asirios, a ciento ochenta y cinco mil hombres. Y cuando los demás se levantaron por la mañana, vieron que todos eran cadáveres, que estaban muertos. Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, emprendió el regreso y se quedó en Nínive.

Palabra de Dios. ¡Te alabamos Señor!.

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Salmo 48(47),2-3a.3b-4.10-11

El Señor es grande y digno de alabanza,
en la Ciudad de nuestro Dios.
Su santa Montaña, la altura más hermosa,
es la alegría de toda la tierra.

El Señor se manifestó como un baluarte,
en medio de sus palacios.
Nosotros evocamos tu misericordia,
en medio de tu Templo, Señor.

Tu alabanza, lo mismo que tu Nombre,
llega hasta los confines de la tierra.
Tu derecha está llena de justicia.

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Evangelio según San Mateo 7,6.12-14

No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen, y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.

Todo lo que deseen, que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.

Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta, y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.


Palabra de Dios. ¡Te alabamos Señor!.

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Historias Sagradas
http://365selecciones.es/historia#d8ee6392-8132-44c2-a2dc-0c90fedae657

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https://www.evangeliodeldia.org/SP/gospel

https://www.biblegateway.com/

http://santoral-virtual.blogspot.com/

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https://www.vercalendario.info/es/evento/liturgia-catolica-ano-calendario-2021.html

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 25 de Junio 2024

San Guillermo de Vercelli
Abad
(1085 – 1142)

Fundador de innumerables conventos. El milagro del fuego que no lo consumió.


En Goleto, cerca de Nusco, en la Campania, San Guillermo, abad, el cual, nacido en Vercelli, se hizo peregrino y pobre por amor a Cristo, y aconsejado por San Juan de Matera, fundó el monasterio de Montevergine, en el que reunió a unos monjes, a los que impartió una profunda doctrina espiritual, y también otros diversos monasterios, tanto masculinos como femeninos, en varias regiones de la Italia meridional.

El fundador de la congregación religiosa, conocida con el nombre de Ermitaños de Monte Vergine, nació en Vercelli, en 1085, de una familia piamontesa. Tras la muerte de sus padres, a los que perdió cuando era un niño, vivió con algunos familiares hasta la edad de catorce años, cuando abandonó su casa, y como un pobre peregrino, caminó hasta Santiago de Compostela, en España.

No satisfecho con las penalidades que significaba, una caminata tan larga, se cinchó con dos aros de hierro la cintura, como penitencia. No se sabe a ciencia cierta, cuánto tiempo permaneció Guillermo en España, y no volvemos a saber de él, hasta el año de 1106, cuando se encontraba en Melfi, en la Basilicata italiana, de donde pasó a Monte Solicoli, en cuyas estribaciones, pasó dos años entregado a la vida de penitencia y oración, junto con otro ermitaño.

A este período pertenece, el primero de los milagros realizados por el santo: devolver la vista a un ciego. Aquella curación le dio gran fama, y para evitar que las gentes le aclamaran como a un santo milagroso, partió de la comarca, para refugiarse junto a San Juan de Matera. Como los dos perseguían los mismos fines con igual espíritu, llegaron a ser íntimos amigos. Guillermo tenía la intención de emprender una peregrinación a Jerusalén, y no se dejó convencer por Juan, quien insistía en que se quedase, porque Dios le tenía destinada una tarea en aquel lugar. Un día partió, pero no se había alejado mucho, cuando unos asaltantes le atacaron. Guillermo tomó aquello como un signo de que Juan estaba en lo cierto, renunció a su peregrinación, y volvió al lado del santo.

No tardó en retirarse a una alta colina, situada entre Nola y Benevento, que por entonces se llamaba Monte Virgiliano (en honor del gran poeta, que se había detenido en aquel sitio).

Al principio, Guillermo trató de vivir ahí como ermitaño, pero no tardaron en llegar algunos hombres, sacerdotes y laicos, a solicitar que los tomase como discípulos. Guillermo los aceptó, formó con ellos una comunidad, y entre todos levantaron en el lugar, una iglesia consagrada a Nuestra Señora, que quedó terminada en 1124.

Desde entonces, y hasta nuestros días, la montaña cambió de nombre, para llamarse Monte Vergine. La regla instituida por el santo fue muy severa: en las comidas no se permitía el vino, la carne, la leche y sus productos y, durante tres días a la semana, no había otro alimento que verduras y pan seco.

Pasado el primer entusiasmo, surgieron las murmuraciones, se puso de manifiesto el descontento, y hubo una solicitud general para la modificación de la regla. Guillermo no tenía deseos de contrariar a sus monjes, aunque para sí mismo no buscase ningún alivio.
Por lo tanto, eligió a un prior para que gobernara la comunidad, y con cinco fieles compañeros, partió del monasterio, en busca de su amigo San Juan de Matera, con quien hizo una segunda fundación en Monte Laceno, en la Apulia.

Sin embargo, la aridez del terreno, la situación del albergue, expuesto a los cuatro vientos, y la gran altura de la montaña, hicieron miserable la existencia para todos, y aun los mejor dispuestos a soportar las penurias, tuvieron dificultades en resistir los vientos helados del invierno. San Juan había insistido, para que se trasladasen a otra parte en diversas ocasiones, cuando un incendio destruyó las pobres chozas de madera y paja en que habitaban, y todos debieron refugiarse en el valle. Ahí, los dos santos se separaron: Guillermo partió hacia Monte Cognato, en la Basilicata, para fundar otro monasterio, mientras Juan, con la misma intención, se dirigió hacia el este, hasta el Monte Gargano, en Pulsano.

Cuando su comunidad estuvo bien establecida, San Guillermo le impuso la misma regla rigurosa que en Monte Vergine, nombró a un prior, y la dejó a que se desarrollara por sí misma. En Conza, en la Apulia, fundó un monasterio para hombres, y en Guglietto, cerca de Nusco, estableció dos comunidades, una para hombres y la otra para mujeres.

Poco después, el rey Rogelio II de Nápoles, lo llamó a Salerno para que fuese su consejero y su auxiliar. La benéfica influencia que ejerció San Guillermo sobre el monarca, causó el resentimiento de algunos cortesanos, quienes no desperdiciaron oportunidad de desacreditarlo, y hacerle aparecer como un hipócrita gazmoño. A sabiendas del rey, los cortesanos tendieron una trampa al santo y, con cualquier pretexto válido, le enviaron a una mujer de mala vida, con instrucciones para que le hiciese caer en pecado.

Guillermo recibió a su visitante en una habitación con chimenea al fondo, donde ardía un gran fuego. Tan pronto como la mujer empezó a ejercer sus artes de seducción, el santo se encaminó hacia la chimenea, apartó las brasas con sus dos manos, de manera que formó una angosta brecha en la hoguera; en aquel espacio se tendió e invitó a la tentadora para que se echara junto a él. Al verlo entro las llamas, la mujer comenzó a proferir gritos de horror; pero instantes después quedó muda de asombro, porque Guillermo se alzó de entre las brasas, y salió de la chimenea completamente ileso.

Aquel milagro hizo que la mujer se arrepintiera: renegó de su pasada vida de pecado, y no tardó en tomar el velo en el convento de Venosa. El rey Rogelio, por su parte, dispensó su absoluta protección al santo, ayudó generosamente a sus monasterios, y él mismo hizo fundaciones nuevas, que entregó a San Guillermo para que las gobernase.

El santo finalmente murió en Guglietto, el 25 de junio de 1142. No dejó ninguna constitución escrita, pero el tercer abad general de sus comunidades, Roberto, redactó un código de reglamentos, y puso a la orden bajo la regla de los benedictinos.

El único de entre los muchos monasterios que fundó san Guillermo, que existe todavía es el de Monte Vergine. En la actualidad, pertenece a la comunidad benedictina de Subiaco, y en su iglesia, conserva una pintura de Nuestra Señora de Constantinopla, que es muy venerada.

Acta Sanctorum, junio, vol. VII. Un texto mejor y más completo, que llena algunas lagunas dejadas por el más antiguo, fue descubierto en Nápoles a principios del siglo XX y fue editado por Dom C. Mercuro en la Revista Storica Benedictina, vol. I (1906), vol. II (1907) y vol. III (1908), en varios artículos que incluyen un comentario histórico junto con el propio documento. También cf. al P. Lugano, Vitalia Benedictina (1929), pp. 379-439; y E. Capobianco, Sant'Amato da Nusco (1936).

Fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

 25 de Junio 2024

San Moloc de Lismore
Obispo
(572)

Predicador y Brillante sol de Lismore

En Rosemarkie, en Escocia, San Moloc o Luano, obispo.

San Moloc, Molluog o Murlach, fue antiguamente honrado en toda Escocia, y la extensión de su culto, se puede deducir de los numerosos topónimos en los que aparece. Si era originario de Gran Bretaña o de Irlanda, sigue siendo un punto en discusión. Sin embargo, la noticia en el Breviario de Aberdeen, de que él era de noble origen escocés, nacido en Escocia, parece quedar confirmada por una entrada en el 25 de junio en el «Felire» de Oengus (siglo IX): «La fiesta de Sinchell, la fiesta de Telle: fueron cumbres de Irlanda, con Moloc, brillante sol de Lismore in Alba».

El nombre paterno del santo era Lanneon, y el suyo propio era originalmente Lugaidh, pero quedó modificado en Moloc, o Molanus, en Irlanda, donde recibió su educación. Se dice que se formó en Birr, bajo San Brendan el Viejo.

No se sabe en qué fecha volvió a Escocia. Entró por Argyllshire, evangelizó a los habitantes de Lismore en Loch Linnhe, y después de haber predicado en Tyle -cuya ubicación se desconoce- y visitar las islas al norte hasta las Hébridas, parece haber dedicado el resto de su vida, al trabajo misionero en Ross y en la provincia de Mar. Murió en Rossmarkie, probablemente hacia el año 572, pero sus reliquias fueron trasladadas a Murlach.

El rey Malcolm II, atribuyó su victoria sobre los daneses, cerca de Murlach, a la intercesión de la Virgen y de San Murlach. Como acción de gracias fundó en 1010, en Murlach (Mortlach), bajo su patrocinio, un conjunto compuesto de abadía, iglesia catedral y sede episcopal (el obispado fue trasladado posteriormente a Aberdeen).

Se afirma que Moloc fue obispo, de quien el duque de Argyll, decía poseer el báculo (que fue durante generaciones, herencia en la familia de los Livingstone de Lismore). Su fiesta, bajo la forma de su nombre Luan, todavía se observa en la diócesis de Argyll, y las Islas.

Su culto fue confirmado, junto con un grupo de santos escoceses, por SS León XIII en 1898.

No es fácil probar si el Moloc, conmemorado en el Felire en este día, 25 de junio, es el mismo que el Molua del 4 de agosto. De este último hay tres recensiones de una vida latina. Ver Forbes, Kalendars of Scottish Saints, pp 409-411, donde se cita extensamente la lectura del Breviario de Aberdeen. «Butler Lives of Saints» (en la edición en español este santo no figura). La confirmación de culto puede verse en Actae Santae Sedis 31 (1898-99) pág. 117, con el nombre de Luano. Este dato no figura en el Butler.

Fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

lunes, 24 de junio de 2024

 24 de Junio 2024




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LA NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA
La voz del que clama en el desierto

Precursor del nacimiento y de la muerte de Cristo
Profeta y Bautista

Renovemos HOY nuestras promesas Bautismales.

https://365seleccionessacros.blogspot.com/2020/06/24de-junio-lanatividad-de-san-juan.html

Santa María de Guadalupe
Virgen
(1878 - 1963)


En la ciudad de Guadalajara, en México, Santa María de Guadalupe (Anastasia) García Zavala, virgen, que participó activamente en la fundación, de la Congregación de Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres, y se distinguió por sus obras de caridad, en favor de los menesterosos y de los enfermos.

https://365seleccionessacros.blogspot.com/2024/06/24-de-junio-2024-santa-maria-de.html

San Simplicio de Autun
Obispo
(347)


En Autun, en la Galia Lugdunense, San Simplicio, quien de noble y devota estirpe, vivió en perfecta castidad, con su virtuosísima esposa, y después fue elegido obispo.

https://365seleccionessacros.blogspot.com/2024/06/24-de-junio-2024-san-simplicio-de-autun.html

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Hoy leemos en las escrituras

Libro de Isaías 49,1-6

¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos!. El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre, pronunció mi Nombre.

Él hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de Mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba.

Él me dijo: "Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré". Pero yo dije:
"En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza". Sin embargo, mi derecho está junto al Señor, y mi retribución, junto a mi Dios.

Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno, para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a Él, y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor, y mi Dios ha sido mi fortaleza.

Él dice:
"Es demasiado poco que seas mi Servidor, para restaurar a las tribus de Jacob, y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; Yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación, hasta los confines de la tierra".

Palabra de Dios. ¡Te alabamos Señor!.

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Salmo 139(138),1-3.13-14abc.14d-15

Señor, Tú me sondeas y me conoces,
Tú sabes si me siento o me levanto;
de lejos percibes lo que pienso,
te das cuenta, si camino o si descanso,
y todos mis pasos te son familiares.

Tú creaste mis entrañas,
me plasmaste en el seno de mi madre:
te doy gracias porque fui formado,
de manera tan admirable.

¡Qué maravillosas son tus obras!.
Tú conocías hasta el fondo de mi alma,
y nada de mi ser se te ocultaba,
cuando yo era formado en lo secreto,
cuando era tejido en lo profundo de la tierra.

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Libro de los Hechos de los Apóstoles 13,22-26

Pablo decía:
"Cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón, que cumplirá siempre mi voluntad.

De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús. Como preparación a su venida, Juan había predicado un bautismo de penitencia, a todo el pueblo de Israel.

Y al final de su carrera, Juan decía: 'Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí, viene Aquel a quien yo no soy digno de desatar las sandalias'.

Hermanos, este mensaje de salvación está dirigido a ustedes: los descendientes de Abraham y los que temen a Dios."


Palabra de Dios. ¡Te alabamos Señor!.

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Evangelio según San Lucas 1,57-66.80

Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes, de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.

A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo:
"No, debe llamarse Juan". Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".

Entonces preguntaron por señas al padre, qué nombre quería que le pusieran.

Éste pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados.

Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla, y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento, produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.

Todos los que se enteraron, guardaban este recuerdo en su corazón y se decían:
"¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos, hasta el día en que se manifestó a Israel

Palabra de Dios. ¡Te alabamos Señor!.

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Historias Sagradas
http://365selecciones.es/historia#d8ee6392-8132-44c2-a2dc-0c90fedae657

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https://www.evangeliodeldia.org/SP/gospel

https://www.biblegateway.com/

http://santoral-virtual.blogspot.com/

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https://www.vercalendario.info/es/evento/liturgia-catolica-ano-calendario-2021.html

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 24 de Junio 2024

Santa María de Guadalupe
Virgen
(1878 - 1963)


En la ciudad de Guadalajara, en México, Santa María de Guadalupe (Anastasia) García Zavala, virgen, que participó activamente en la fundación, de la Congregación de Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres, y se distinguió por sus obras de caridad, en favor de los menesterosos y de los enfermos.

María Guadalupe García Zavala, Fundadora de la Congregación religiosa, de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres, nació en Zapopan, Jalisco, México, el 27 de abril de 1878.

Fueron sus padres el Sr. Fortino García y la Sra. Refugio Zavala de García. Don Fortino era comerciante, tenía una tienda de objetos religiosos, frente a la Basílica de Nuestra Señora de Zapopan, por lo tanto la pequeña Lupita visitaba la iglesia con mucha frecuencia, y desde pequeña, mostró gran amor a los pobres y a las obras de caridad.

Lupita tuvo un noviazgo con el señor Gustavo Arreola, y ya prometida en matrimonio, a la edad de 23 años, sintió la llamada del Jesús, para consagrarse a la vida religiosa, sobre todo en la atención a los enfermos y a los pobres.

Le contó esta inquietud a su director espiritual, el padre Cipriano Iñiguez, quien le dijo que a su vez, él había tenido la inspiración de fundar una congregación religiosa, para atender a los enfermos del hospital, y la invitaba a comenzar esta labor, y fue así que entre los dos fundaron, la congregación religiosa de «Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.

La madre Lupita ejerció el oficio de enfermera, arrodillándose en el piso, para atender a los primeros enfermos en el hospital, que por cierto al inicio carecía de muchas cosas, sin embargo siempre reinó la ternura y compasión, procurando sobre todo para los enfermos, un buen cuidado en la vida espiritual.

Fue elegida Superiora General de la Congregación, cargo que tuvo durante toda su vida, y aunque provenía de una familia de un buen nivel económico, ella se adaptó con alegría, a una vida extremadamente sobria, y enseñó a las hermanas de la congregación, a amar la pobreza para poder donarse más a los enfermos.

Hubo un período de graves dificultades económicas en el Hospital, y la madre Lupita pidió el permiso a su director espiritual, de poder mendigar por las calles, y obtenida la autorización, lo hizo junto con otras hermanas por varios años, hasta que se solucionaron los problemas para sustentar a los enfermos.

El cuadro político-religioso en México fue grave desde 1911, con la caída del presidente Porfirio Díaz, hasta prácticamente 1936, porque la Iglesia fue perseguida por los revolucionarios Venustiano Carranza, Alvaro Obregón, Pancho Villa y sobre todo Plutarco Elías Calles, en el período más sangriento, de 1926 a 1929.

En este tiempo de persecución en México, contra la Iglesia católica, la Madre Lupita, arriesgando su vida, y la de sus mismas compañeras, escondió en el hospital a algunos sacerdotes, y también al mismo Arzobispo de Guadalajara, Su Excelencia D. Francisco Orozco y Jiménez.

Por otra parta, a los mismos soldados persecutores, les daban alimento y los curaban de sus heridas; eso consiguió que los soldados que estaban encuartelados cerca del hospital, no sólo no molestaran a las hermanas, sino que hasta las defendieran, lo mismo que a los enfermos.

Durante el período en que vivió la Madre Lupita, se abrieron 11 fundaciones en la República Mexicana, y después de su muerte, la congregación siguió creciendo. El 13 de octubre de 1961, se festejaron los 60 años de vida religiosa de la amada fundadora, sin embargo ella, que tenía 83 años de edad, padecía de una penosa enfermedad, que después de dos años la llevó a la muerte.

Se durmió en el Señor, el 24 de junio de 1963 en Guadalajara, Jalisco, México, a la edad de 85 años, gozando desde entonces, de una sólida fama de santidad. Fue beatificada por SS Juan Pablo II en 2004, y canonizada por SS Francisco en 2013.

Fuente: Vaticano

 24 de Junio 2024


San Simplicio de Autun
Obispo
(347)


En Autun, en la Galia Lugdunense, San Simplicio, quien de noble y devota estirpe, vivió en perfecta castidad, con su virtuosísima esposa, y después fue elegido obispo.

Aparte de que era obispo de Autun, muy estimado por su integridad y caridad, ninguna otra cosa sabemos en definitiva, sobre san Simplicio.

Parece que sucedió al obispo Egemonio, alrededor del año 390. Por otra parte, es posible que se trate del obispo Simplicio, mencionado por San Atanasio, como uno de los signatarios de los decretos, del Concilio de Sárdica, en 347.

De acuerdo con su leyenda, tal como la relata Gregorio de Tours, descendía de una distinguida familia galo-romana; a temprana edad, se casó con una doncella tan joven y rica como él mismo y, desde un principio, ambos esposos hicieron el pacto de vivir en continencia, dedicados a la práctica de las buenas obras.

Cuando Simplicio ocupó la sede episcopal en Autun, una ciudad pagana en su mayoría, comenzaron a circular las murmuraciones, que crecieron hasta convertirse en un escándalo, porque el nuevo prelado y su mujer, convivían bajo el mismo techo.

A fin de vindicarse, Simplicio y su esposa se mostraron dispuestos a someterse a la prueba del fuego. Ambos, con sus propias manos, tomaron carbones encendidos, y los sostuvieron en un pliegue de sus túnicas; durante una hora permanecieron así, de pie, ante los pobladores que los observaban, sin que el fuego les causara daño alguno, ni a ellos, ni a sus ropas.

Tan convincente fue aquel milagro, que más de un millar de paganos, pidieron el bautismo. San Simplicio obró otra maravilla igualmente fructífera en conversiones, el día de la fiesta en honor de la diosa Berecintia, cuando se practicaban tumultuosas orgías. El santo obispo, se encontró con la estatua de la diosa que era llevada en una carreta, para que bendijera los campos; Simplicio levantó la mano para detener la procesión y, tan pronto como hizo el signo de la cruz, la imagen cayó al suelo, y fueron vanos los esfuerzos de muchos hombres, para moverla del sitio donde había caído. Además, los bueyes que tiraban de la carreta, se quedaron parados, y no hubo poder humano que les hiciera dar un paso más.

La fantástica historia que acabamos de relatar se encuentra en De Gloria Conf., nn. 73-76, de Gregorio de Tours. También hay una breve biografía medieval sobre san Simplicio (impresa en el Catalogue del MSS. Hagiográfico de Bruselas, vol. I, pp. 127-129) y se dice que de ahí tomó Gregorio sus informaciones, pero Bruno Krusch (en Neues Archiv, vol. xxxm, pp. 18-19) desmiente esa suposición. El Hieronymianum conmemora a un Simplicio, obispo de Autun, no solamente en el día de hoy, sino también el 19 de noviembre y, hay ciertos datos cronológicos para suponer que tal vez hubo en Autun dos obispos con el mismo nombre. Véase también a Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. II, pp. 174-178.


Fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

domingo, 23 de junio de 2024

 23 de Junio 2024




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San José Cafasso
(1860)

Confesor. Protector y amigo de Don Bosco.

https://365seleccionessacros.blogspot.com/2020/06/23de-junio-sanjose-cafasso-confesor.html

San Lanfranco de Pavía
Obispo
(1124 - 1198)


En Pavía, ciudad de Lombardía, San Lanfranco, obispo, varón de paz, que sufrió mucho por fomentar la reconciliación y la concordia en su comunidad.

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Santa María de Oignies
Nivelles, 1213.

Una reclusa de Nivelles, en Bélgica, a quien Dios favoreció con muchas revelaciones.

https://365seleccionessacros.blogspot.com/2024/06/23-de-junio-2024-santa-maria-de-oignies.html

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Hoy leemos en las escrituras

Libro de Job 38,1.8-11

El Señor respondió a Job desde la tempestad, diciendo: “¿Quién encerró con dos puertas al mar, cuando él salía a borbotones del seno materno, cuando le puse una nube por vestido, y por pañales, densos nubarrones?. Yo tracé un límite alrededor de él, le puse cerrojos y puertas, y le dije: "
Llegarás hasta aquí y no pasarás; aquí se quebrará la soberbia de tus olas".

Palabra de Dios. ¡Te alabamos Señor!.

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Salmo 107(106),23-24.25-26.28-29.30-31

Los que viajaron en barco por el mar,
para traficar por las aguas inmensas,
contemplaron las obras del Señor,
sus maravillas en el océano profundo.

Con su palabra desató un vendaval,
que encrespaba las olas del océano:
ellos subían hasta el cielo, bajaban al abismo,
se sentían desfallecer por el mareo.

Pero en la angustia invocaron al Señor,
y Él los libró de sus tribulaciones:
cambió el huracán en una brisa suave,
y se aplacaron las olas del mar.

Entonces se alegraron de aquella calma,
y el Señor los condujo al puerto deseado.
Den gracias al Señor por su misericordia,
y por sus maravillas en favor de los hombres.

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Carta II de San Pablo a los Corintios 5,14-17

Porque el amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos, entonces todos han muerto. Y Él murió por todos, a fin de que los que viven, no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió, y resucitó por ellos.

Por eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie, con criterios puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más así. El que vive en Cristo, es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente.

Palabra de Dios. ¡Te alabamos Señor!.

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Evangelio según San Marcos 4,35-41

Al atardecer de ese mismo día, Jesús les dijo: "
Crucemos a la otra orilla". Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.

Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.

Lo despertaron y le dijeron: "
¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, Él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó, y sobrevino una gran calma.

Después les dijo: "
¿Por qué tienen miedo?. ¿Cómo no tienen fe?". Entonces quedaron atemorizados, y se decían unos a otros: "¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?".

Palabra de Dios. ¡Te alabamos Señor!.

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Historias Sagradas
http://365selecciones.es/historia#d8ee6392-8132-44c2-a2dc-0c90fedae657

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https://www.evangeliodeldia.org/SP/gospel

https://www.biblegateway.com/

http://santoral-virtual.blogspot.com/

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https://www.vercalendario.info/es/evento/liturgia-catolica-ano-calendario-2021.html

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 23 de Junio 2024



San Lanfranco de Pavía
Obispo
(1124 - 1198)


En Pavía, ciudad de Lombardía, San Lanfranco, obispo, varón de paz, que sufrió mucho por fomentar la reconciliación y la concordia en su comunidad.

Lanfranco, miembro de la familia Beccaria, nació en Grupello, una pequeña población vecina a Pavía, en la Lombardia. A pesar de que por naturaleza era un hombre de paz, durante la mayor parte de sus quince años de episcopado resistió activamente los intentos de las autoridades civiles, para echar mano de las propiedades de la Iglesia.

Cierta vez, en lo más recio de la lucha, el obispo desapareció del escenario, porque había ido a refugiarse, provisionalmente, al monasterio de San Sepolcro, en busca de la fortaleza y dirección del cielo, para continuar con sus esfuerzos; a su regreso, cesaron las hostilidades.

Sin embargo, la paz no duró mucho tiempo, puesto que los regidores municipales, exigieron que una buena parte de los ingresos eclesiásticos, les fuesen cedidos para terminar la construcción de las fortificaciones de Pavía, a lo que el obispo se negó rotundamente.

Como los del municipio no pudieron vencer su resistencia, emitieron una ordenanza, que establecía como un delito penado por la ley, el suministro de cualquier clase de alimento al obispo, y prestarse a hornearle el pan.

Ante la amenaza de morir por hambre, el obispo Lanfranco abandonó la ciudad, para dirigirse a Roma, donde expuso su caso ante el Papa Clemente III, quien hizo una severa advertencia a los concejales de Pavía, y le pidió al obispo que regresara a su sede.

Lanfranco obedeció rápidamente, y con muy grande complacencia, puesto que había recibido noticias de que Salimbene, un hombre de reconocida piedad y amigo suyo, acababa de ascender a magistrado mayor, y por largo tiempo al menos, era el gobernador de la ciudad.

El obispo hizo su entrada en Pavía, entre las aclamaciones de la población, y desde entonces, todo fue paz y amistad. Largo tiempo después, cuando el municipio reanudó sus reclamaciones, Lanfranco, ya anciano y enfermo, se declaró incapaz de emprender la lucha nuevamente.

Decidió renunciar al gobierno de la diócesis, y tomar el hábito en la orden de Valleumbrosa, pero antes de llevar a cabo sus propósitos, se agravaron sus males y murió. La fiesta del Beato Lanfranco se celebra en Pavía, donde también nació otro Lanfranco, el de Canterbury.

Su biografía fue escrita por Bernardo Balbi, su sucesor en la sede de Pavía, que fue un famoso canonista. Véase el Acta Sanctorum, junio, vol. V, donde se imprimió, completa, esta biografía.

Fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

 23 de Junio 2024

Santa María de Oignies
Nivelles, 1213.

Una reclusa de Nivelles, en Bélgica, a quien Dios favoreció con muchas revelaciones.

El cardenal Jacques de Vitry, quien fue amigo, discípulo y tal vez, durante algún tiempo, el confesor de María de Oignies, escribió la biografía de esta beata. Por influencias de María, el futuro cardenal tomó las órdenes sacerdotales; sin embargo, al examinar, en su libro, las virtudes de su personaje, advierte a los lectores que no es precisamente un ejemplo que él recomendase imitar.

Nació en el seno de una acaudalada familia de Nivelles, en Brabante, y no obstante que todas sus aspiraciones, estaban centradas en la vida religiosa, sus padres la dieron en matrimonio a un hombre joven y gentil, de buena posición, tan pronto como cumplió los catorce años.

Pero si los padres pensaron, que el matrimonio de su hija, le haría olvidar su vocación, estaban equivocados. María, joven y hermosa, adquirió una gran ascendencia sobre su esposo, hasta el grado de convencerle, a que viviesen juntos en absoluta continencia, y a que transformasen su casa, en un hospital para los leprosos.

La joven pareja, se dedicó a cuidar a sus pacientes, con una abnegación sin límites: tanto María como su esposo, lavaban personalmente a los leprosos, velaban a los más enfermos, durante noches enteras, y distribuían limosnas entre ellos, y todos los pobres de la comarca, con tanta prodigalidad, que continuamente recibían, airadas recriminaciones por parte de todos sus parientes.

Estas actividades, no impedían a María entregarse a la práctica de rigurosas austeridades. Empleaba las disciplinas, llevaba cuerdas apretadas en torno a su cuerpo, y se privaba del sueño y de los alimentos.

Se afirma que durante todo un invierno excesivamente riguroso, desde el día de San Martín hasta la Pascua, pasó todas las noches, tendida sobre las losas de una iglesia, con la ropa que llevaba puesta únicamente, sin que durante toda aquella larga penitencia, sufriese un resfriado o un dolor de cabeza.

Cuando se hallaba en su casa, dedicada a hilar o en otro trabajo manual sedentario, trataba de evitar las distracciones de sus pensamientos, mediante el procedimiento de poner abierto frente a ella, un salterio o libro de oraciones, para leer alguna frase edificante, de tanto en tanto.

Su biógrafo hace hincapié, en la anormal abundancia de sus lágrimas, que tanto él como otros que escribieron sobre la beata, atribuyen a una gracia espiritual. Por nuestra parte, estamos mejor dispuestos a tomar semejante anormalidad, como una reacción física, de la tensión nerviosa bajo la cual, mantenía constantemente su cuerpo; pero no debe olvidarse que en aquellos tiempos, la facilidad de llorar, y la abundancia del llanto se consideraban como un signo de verdadera contrición.

Hasta hace poco, figuraban en el misal romano, numerosas colectas «pro petitione lacrymarum» (para pedir lágrimas), y San Ignacio de Loyola, como se puede comprobar, en uno de los fragmentos que aún se conservan de su diario espiritual, consideraba los días en que no era capaz de derramar lágrimas, durante la celebración de la misa, como períodos de desolación, cuando Dios, por así decirlo, escondía el rostro. María, por su parte, afirmaba que el llanto la aliviaba y la refrescaba.

La fama de santidad de la bendita asceta, atrajo a muchos visitantes, y casi todos regresaron a sus hogares, edificados con sus admoniciones, y consolados por sus consejos. Poco tiempo antes de su muerte, María se sintió llamada a buscar la soledad.

Por lo tanto, con el consentimiento de su esposo, dejó su casa de Williambroux, y se estableció en una celda contigua al monasterio de los canónigos agustinos, en Oignies. Si ya en el pasado, había tenido visiones y éxtasis, en su vida presente, se multiplicaron las manifestaciones celestiales. Tras una larga y penosa enfermedad, que ella misma había vaticinado, murió a la edad de veintiocho años, el 23 de junio de 1213.

Uno de los rasgos más notables en la existencia de María de Oignies, es el hecho de que ella, lo mismo que otros místicos de los Países Bajos, sobre todo las beguinas, parecen haberse anticipado bastantes años, a la transformación del espíritu de la devoción católica, cuyo principio data de la iniciación del movimiento franciscano.

El cardenal Vitry, en el prefacio a su «Vida de la beata María», apela al obispo Fulk, de Toulouse, testigo ocular del extraordinario acrecentamiento de la piedad, del que Bélgica era el núcleo, y no hay duda, de que el biógrafo pensaba en María de Oignies, al dirigirse al obispo Fulk en estos términos:

«Tengo bien presentes vuestras palabras, cuando hablasteis de haber dejado el Egipto de vuestra diócesis, y luego de atravesar un árido desierto, descubristeis, en la comarca de Lieja, la Tierra Prometida.

Ahí encontrasteis también, como os oí decir con acento jubiloso, a muchas santas mujeres de las que moran entre nosotros, quienes lamentan en mayor grado un pecado venial, que todo el pueblo de vuestra comarca pudiese lamentar haber cometido un millar de pecados mortales


Visteis numerosos grupos de esas santas mujeres, que despreciaban los deleites terrenales, y las riquezas de este mundo, por el anhelo de un reino celestial; que se ataban a su Eterno Esposo, con los lazos de la pobreza y la humildad.

Las observasteis mientras trataban de ganar su pobre subsistencia, con el trabajo de sus manos, y no obstante que sus padres o parientes nadaban en la riqueza, preferían olvidarse de los seres de su misma sangre y de sus hogares, y soportar las estrecheces de la pobreza, a gozar de una abundancia malhabida.»


La nota característica, del mencionado movimiento de transformación, era la afectuosa devoción por la Pasión de Nuestro Señor, y debe recordarse que «cuando María lloraba tan copiosamente sin caer desvanecida, que -según dice el cardenal Vitry - podían seguirse sus pasos en las iglesias, donde oraba por las manchas de humedad, sobre el pavimento, era porque tomaba sus lágrimas, en el cáliz inagotable de la Pasión, o contemplaba un crucifijo».

Igualmente notable, fue su anticipación a la devoción, por la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento, sobre la cual no hay mención hasta entonces, en la literatura devocional o de culto. Al hablar de la beata María, dice su biógrafo: «A veces, se permitía tomar un descanso en su celda, pero en otras ocasiones, sobre todo cuando se aproximaba alguna gran fiesta, no podía encontrar reposo ni tranquilidad, más que en presencia de Cristo, en la iglesia».

En fechas posteriores, cualquier duda que pudiese haber, sobre que el significado de la frase «en presencia de Cristo, en la iglesia» se refiere a la presencia eucarística, quedaron disipadas, por un breve estudio sobre María de Oignies, hecho por Tomás de Cantimpré, que los bolandistas agregaron, como un apéndice a la biografía de Jacques de Vitry.

En ese estudio, se hace referencia a un hombre muy rico, que en cierto sentido, había vuelto a su religión, gracias a los esfuerzos de María. En el momento en que aquel hombre, atravesaba por un gran desaliento espiritual, la beata le aconsejó «que entrase en la iglesia más próxima; una vez en el templo, cayó de rodillas ante el altar, y clavó la vista en la píxide, que contenía el Cuerpo de Cristo, encima del altar.

Entonces el hombre vio que, por tres veces, la píxide se desplazaba de su lugar, atravesaba los aires, en dirección a donde él estaba de rodillas, y permanecía unos instantes suspendida frente a sus ojos. En la tercera ocasión, el hombre cayó en un arrobamiento, y mantuvo una secreta comunión con Dios.

Si tenemos presente la fecha en que fue escrito, el siguiente párrafo puede resultar muy interesante: «El mayor consuelo y gran deleite de María, hasta la hora en que llegó a la Tierra Prometida, fue el maná de vida que viene del cielo.

El Pan Sagrado fortalecía su corazón, y el Vino celestial embriagaba de placer su alma. Se saciaba con el santo alimento de la carne de Cristo, y su sangre vivificante la limpiaba y purificaba. Aquel era el único consuelo, del que no podía privarse.


Recibir el cuerpo de Cristo, era para ella lo mismo que vivir, y en su mente morir, era apartarse de su Señor, al no participar en su bendito Sacramento. El cumplir con las palabras: 'A menos que el hombre coma la Carne ...' (Juan 6), lejos de ser, para ella, una dura prueba, como sucedía con los judíos; le resultaba dulce y reconfortante, puesto que no solamente experimentaba el deleite, y el consuelo interiores al recibirle, sino también un sabor dulce en la boca, como el de la miel.

También su sed por la Sangre Regeneradora de su Señor era tan aguda, que a duras penas podía soportarla, y muchas veces suplicaba que se dejase el cáliz vacío sobre el altar, después de la misa, para tener la dicha de mirarlo.»


Asimismo, María fue una de las primeras místicas, de quienes se haya registrado, con bastantes detalles, las experiencias, de lo que nos sentimos tentados a llamar atributos psíquicos.

Se afirma que algunas veces, supo con extraordinaria claridad, lo que en aquel preciso instante, sucedía a muchas leguas de distancia; que tenía extrañas premoniciones sobre el futuro, y que podía adivinar, con absoluta precisión, la historia pasada de las reliquias, por ejemplo, que todos ignoraban (hierognosis y psicometría).

Jacques de Vitry, sin duda un testigo presencial, habla admirativamente, de un inexplicable relato que hizo la beata, con lujo de detalles, sobre la ceremonia de la ordenación sacerdotal de «un amigo suyo», que en aquellos precisos instantes se desarrollaba en París.

Es importante tener presente, que Jacques de Vitry es un testigo digno de toda confianza. Aparte de que pasó cerca de cinco años, en compañía de la beata, desde 1208 hasta su muerte, ocurrida en 1213, toda su carrera y sus escritos, ponen de manifiesto que fue un hombre de escrupulosa integridad, y muy buen juicio.

Siempre vio en María, una especie de segunda madre, y se sintió sinceramente honrado de que ella, le designara como su «predicador» especial y se identificara con su trabajo apostólico.

La biografía de la beata, parece haber sido escrita poco después de su muerte, y antes de que Jacques de Vitry fuese consagrado cardenal, pero es evidente que el autor conservó, hasta el último día de su vida, la devoción que le inspiró su personaje, y la localidad de Oignies, donde vivió.

María, por su parte, siempre declaró que la amistad del cardenal, se le había dado como respuesta a sus plegarias, y que aparte de ser su amigo, era su delegado, ya que ella, a causa de su sexo, no estaba en condiciones de instruir a los fieles, y llevarlos hacia Dios.

Ciertamente que entre ellos, hubo un gran afecto; durante su última enfermedad, la beata oraba sin descanso por Jacques, y pedía a Dios que le protegise de todo mal, para que llegado el momento de su muerte, pudiera ofrecer al Señor, el alma limpia de su amigo, sobre la que ella había velado en vida, para devolverla a su Creador intacta.

En su oración, mencionaba todas las pruebas, tentaciones y aún pecados de «su predicador» y luego suplicaba al Señor, que le apartase de ellos. El prior que confesaba a María, y conocía bien su conciencia, la oyó decir aquellas cosas, y fue en busca del cardenal para preguntarle, si le había confesado a la beata todos sus pecados, «puesto que en sus "cantos" -dijo el prior-, María hizo relación de todo lo que tú has hecho, como si lo leyese en un libro.

Con la palabra "cantos", el prior se refería a la extraordinaria manifestación, que se produjo durante los últimos días de vida de la beata, cuando ésta, como si fuera presa del delirio, hablaba sin cesar de cosas celestiales, pero en prosa rimada, y aun en versos.

También eran extraordinarias las condiciones físicas en que vivía. Se nos dice, por ejemplo, que «ni siquiera en lo más crudo del invierno, requería el fuego material de la chimenea para evitar el frío, porque incluso cuando la temperatura era tan baja, que toda el agua se convertía en hielo, ella, por maravilla de la gracia, tenía encendido el espíritu con un fuego tan vivo, que el calor de su alma, sobre todo durante la plegaria, le calentaba el cuerpo; muchas veces sucedió que, en las noches más frías se la veía traspirar, y de sus ropas húmedas, se desprendía una dulce fragancia.

Con mucha frecuencia también, el olor de sus ropas era como el del incienso, en los instantes en que las oraciones, ascendían desde el brasero de su corazón».


Semejantes declaraciones, podrían parecer sospechosas, si procedieran de oídas; pero el caso es que Jacques de Vitry, se encontraba presente, y no hay duda de que era un hombre devoto, honesto, sereno, que decía la verdad sin circunloquios.

Prácticamente todo lo que podamos conocer sobre la vida de María de Oignies, se encuentra en el Acta Sanctorum, junio, vol. V. Al texto de la biografía escrita por el cardenal Jacques de Vitry, los bolandistas agregaron unas notas suplementarias de Tomás de Cantimpré.

La Beata María tuvo mucho que ver con la fundación de la casa de los Canónigos Regulares de la Santa Cruz (Crucistas), por parte de Teodoro de Celles, en la localidad de Clair-Lieu, cerca de Huy, en 1211. El texto íntegro original de la Vita escrita por Vitry puede leerse en latín en internet.

sábado, 22 de junio de 2024

 22 de Junio 2023







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San Paulino de Nola
(c 353-431)

Obispo y confesor. Exorcista

“El hombre sin Cristo, es polvo y sombra”
“Para mí, el único arte es la fe, y Cristo mi poesía”


https://365seleccionessacros.blogspot.com/2020/06/22de-junio-sanpaulino-de-nola-obispoy.html

San Eusebio de Samosata
Obispo y mártir
(379)

«Columna de la verdad, luz del mundo, instrumento de los favores de Dios hacia su pueblo, apoyo y gloria de toda la ortodoxia».

https://365seleccionessacros.blogspot.com/2024/06/22-de-junio-2024-san-eusebio-de.html

SAN JUAN FISHER de ROCHESTER
(+1535)

Obispo y Cardenal, mártir por la unidad y la fidelidad a la Iglesia

“En Tí Señor, he puesto mi confianza”

https://365seleccionessacros.blogspot.com/2020/06/22de-junio-sanjuan-fisher-de-rochester.html

Santo Tomás More (Moro)
(+ 1535)

Mártir, canciller del rey inglés Enrique VIII
Patrono de los gobernantes y los políticos

“Veritas magna et prevalet”. La verdad suprema prevalece (San Agustín)

https://365seleccionessacros.blogspot.com/2020/06/22de-junio-santotomas-more-moro.html

Santa Verónica Giuliani
1660-1727

Mística capuchina
Cuerpo Incorrupto

"Pide gracias"

https://365seleccionessacros.blogspot.com/2021/06/22de-junio-santaveronica-giuliani-1660.html

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Hoy leemos en las escrituras

Segundo Libro de Crónicas 24,17-25

Después de la muerte de Iehoiadá, los jefes de Judá fueron a postrarse delante del rey, y este se dejó llevar por sus palabras.

Entonces abandonaron la Casa del Señor, el Dios de sus padres, y rindieron culto a los postes sagrados y a los ídolos. Por este pecado, se desató la indignación del Señor contra Judá y Jerusalén.

Les envió profetas que dieron testimonio contra ellos, para que se convirtieran al Señor, pero no quisieron escucharlos.

El espíritu de Dios revistió a Zacarías, hijo del sacerdote Iehoiadá, y éste se presentó delante del pueblo y les dijo:
"Así habla Dios: ¿Por qué quebrantan los mandamientos del Señor?. Así no conseguirán nada. ¡Por haber abandonado al Señor, Él los abandonará a ustedes!".

Ellos se confabularon contra él, y por orden del rey, lo apedrearon en el atrio de la Casa del Señor. El rey Joás no se acordó de la fidelidad que le había profesado Iehoiadá, padre de Zacarías, e hizo matar a su hijo, el cual exclamó al morir:
"¡Que el Señor vea esto, y les pida cuenta!".

Al comenzar el año, el ejército de los arameos subió a combatir contra Joás. Invadieron Judá y Jerusalén, ejecutaron a todos los jefes que había en el pueblo, y enviaron el botín, al rey de Damasco.

Aunque el ejército de Arám había venido con pocos hombres, el Señor entregó en sus manos, a un ejército mucho más numeroso, por haberlo abandonado a Él, el Dios de sus padres. De esta manera, los arameos hicieron justicia con Joás, y cuando se fueron, lo dejaron gravemente enfermo.

Sus servidores, tramaron una conspiración contra él, para vengar la sangre del hijo del sacerdote Iehoiadá, y lo mataron cuando estaba en su lecho. Así murió, y fue sepultado en la Ciudad de David, pero no en el sepulcro de los reyes.

Palabra de Dios. ¡Te alabamos Señor!.

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Salmo 89(88),4-5.29-30.31-32.33-34

Yo sellé una alianza con mi elegido,
hice este juramento a David, mi servidor:
«Estableceré tu descendencia para siempre,
mantendré tu trono por todas las generaciones.»


Le aseguraré mi amor eternamente,
y mi alianza será estable para él.
le daré una descendencia eterna,
y un trono duradero como el cielo.

Si sus hijos abandonan mi enseñanza,
y no proceden de acuerdo con mis juicios;
si profanan mis preceptos,
y no observan mis mandamientos.

Castigaré sus rebeldías con la vara,
y sus culpas, con el látigo.
Pero a él no le retiraré mi amor,
ni desmentiré mi fidelidad.

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Evangelio según San Mateo 6,24-34

Dijo Jesús a sus discípulos:
“Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero, y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.

Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida, y el cuerpo más que el vestido?.

Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo, los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?. ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante, al tiempo de su vida?.

¿Y por qué se inquietan por el vestido?. Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!.

No se inquieten entonces, diciendo: '¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?'. Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo, sabe bien que ustedes las necesitan.

Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.


Palabra de Dios. ¡Te alabamos Señor!.

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Historias Sagradas
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