14 de Junio 2024
Beata Francisca de Paula de Jesús
Nhá
Chica», laica
Madre de los pobres
(1808 - 1895)
En
Baependi, Minas Gerais (Brasil), beata Francisca de Paula de Jesús,
llamada popularmente «Nhá Chica», que vivió en su estado laical,
una consagración completa al Señor.
Francisca de Paula de
Jesús, que había nacido em Santo Antônio do Rio das Mortes,
distrito de São João del-Rei (Minas Geraes), fue trasladada a
Baependi -en el mismo Estado- siendo aun pequeña. Vino acompañando
a su madre y a su hermano Teotônio, dos años mayor. Entre las pocas
pertenencias, traían una imagen de Nuestra Señora de la
Concepción.
En 1818, cuando Nhá Chica tenía apenas 10 años
de edad, murió la madre, dejando a los dos hermanos al cuidado de
Dios y de la Virgen María, que poco a poco, fue conquistando el
corazón de Nhá Chica. Ella la llamaba cariñosamente "Minha
Sinhá" (es decir, Mi Señora), y no hacía nada sin primero
consultarla.
Nhá Chica supo administrar muy bien, y hacer
prosperar la herencia espiritual, que recibiera de su madre. Nunca se
casó, rechazó con libertad todas las propuestas de casamiento que
le hicieron. Fue toda del Señor.
Se prodigaba con todos,
pobre o ricos, y con los más necesitados. Atendía a todos los que
la buscaban, sin discriminar a nadie, y para todos tenía una palabra
de consuelo, un consejo, o una promesa de oración.
Aun muy
joven, era solicitada para dar consejos, hacer oración, o hacer
sugerencias a los que se dedicaban al comercio. Muchos no tomaban
decisiones sin consultarla primero, y por muchas personas, ella era
considerada una "santa", pero a quienes querían saber
quién era ella, les respondía con tranquilidad: "... es
porque rezo con fe".
Su fama de santidad, se fue
esparciendo de tal modo, que las personas de muy lejos, comenzaron a
visitar Baependi para conocerla, conversar con ella, hablarle de sus
dolores y necesidades, y sobre todo para pedirle oraciones.
A
todos atendía con la misma paciencia y dedicación; pero los días
viernes, no atendía a nadie: era el día en que lavaba su propia
ropa, y se dedicaba con más fuerza a la oración y la penitencia, en
recuerdo de la Pasión y Muerte de nuestro Señor. A las tres de la
tarde intensificaba sus oraciones, y mantenía una particular
veneración a la Virgen de la Concepción, con la que trataba
familiarmente, como con una amiga.
Nhá Chica era analfabeta,
pero lo único que deseaba de la lectura, era poder leer las Sagradas
Escrituras; sin embargo, cuando se la leían, era feliz. Compuso una
Novena a Nuestra Señora de la Concepción, y en su honor construyó,
al lado de su casa, un pequeño oratorio, donde veneraba la imagen
recibida de su madre, y ante la cual rezaba piadosamente, por todos
aquellos que se le encomendaban. Esa imagen se conserva hasta hoy en
la casita donde vivió, sobre el altar de la antigua capilla.
Nhá
Chica murió el 14 de junio de 1895, con 87 años de edad, pero fue
sepultada recién el día 18, en el interior de la capilla, que ella
había construido. Las personas que estaban allí, sintieron exalarse
del cuerpo, un misterioso perfume de rosas, durante los cuatro días
que duró el funeral. Ese perfume fue de nuevo sentido el 18 de junio
de 1998,
103 años después. Fue percibido ese aroma por las
autoridades eclesiásticas, y los miembros del tribunal eclesiástico,
para la causa de beatificación, y también por los trabajadores, en
ocasión de la exhumación del cuerpo. Los restos mortales, se
encuentran actualmente en el santuario, donde pueden ser venerados
por los fieles.
En 1954 la iglesita de Nhá Chica fue confiada
a las Hermanas Franciscanas del Señor. Desde entonces comenzó junto
a la iglesia, una obra de asistencia social para niños necesitados,
que viene siendo mantenida por los devotos de Nhá Chica.
La
"Iglesita de Nhá Chica", después de haber pasado por
reformas, llego a ser lo que es hoy, el Santuario de Nuestra Señora
de la Concepción, que acoge peregrinos de todo Brasil, y de diversas
partes del mundo.
Muchos fieles que visitan el lugar, piden
gracias y oran con fe. Algunos vuelven a agradecer, y registran las
gracias recibidas. Actualmente (año 2013) en el "Registro de
gracias del Santuario", pueden leerse aproximadamente 20 mil
gracias alcanzadas por intercesión de Nhá Chica.
Según
consta en el acta de beatificación, el milagro que dio fin al
proceso canónico, fue la perfecta y constante sanación de D. Ana
Lucía Meirelles Leite, de una cardiopatia congenita.
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