20 de Junio 2024
Beatos Francisco Pacheco y ocho
compañeros
Religiosos mártires
En
Nagasaki, en Japón, beatos mártires Francisco Pacheco, presbítero,
junto con ocho compañeros, de la Orden de la Compañía de Jesús,
que fueron quemados vivos, por quienes odiaban la fe cristiana. Estos
son los nombres: Baltasar de Torres y Juan Bautista Zola,
presbíteros; Pedro Rinsei, Vicente Kaun, Juan Kisaku, Pablo Kinsuke,
Miguel Tozo y Gaspar Sadamatsu, religiosos.
Aunque el
gobernador de Arima, Japón, no puso en vigor inicialmente, los
decretos imperiales de 1616 contra el cristianismo, sino que
disimulando, dejó seguir clandestinamente con su apostolado a los
misioneros, en su ida a la corte imperial en 1625, al oír qué trato
se daba en otros sitios a los cristianos, se asustó de su propia
tolerancia, y desde la corte, dio orden de que empezara en su
jurisdicción, la persecución anticristiana, como así se hizo.
Por medio de un apóstata, se tuvo noticias de los misioneros
y de los cristianos, y comenzaron las redadas, la primera de las
cuales, fue el 18 de diciembre de 1625.
Ese día fue apresado
el P. Francisco Pacheco, provincial de la Compañía de Jesús, y
vicario general de la diócesis, que había fijado su residencia en
el puerto de Cochmotzu, hospedándose en casa de unos sinceros
cristianos.
Arrestado junto con un grupo de cristianos,
fueron todos ellos llevados a dos embarcaciones. Cuatro días más
tarde, fueron arrestados el P. Juan Bautista Zola, también jesuita,
y otro grupo de cristianos. Todos fueron encerrados en la fortaleza
de Ximabara, donde comenzaron a pasar frío y otras penalidades,
hasta que llegó orden de que se les diera buen trato.
El 15
de marzo de 1626, hubo la tercera redada, en la que, mientras decía
misa, cayó preso el P. Baltasar de Torres, igualmente de la Compañía
de Jesús, y lo llevaron a una prisión tipo jaula.
El día 17
de junio, las autoridades revisaron las causas seguidas contra los
misioneros, y sus compañeros, y concluyeron que debían ser quemados
vivos, lo que tuvo lugar en Nagasaki el día 20 siguiente. Fueron
beatificados el 7 de julio de 1867. Damos algunos datos de los
mártires de aquel día, todos ellos religiosos jesuitas:
Francisco
Pacheco nació en Ponte de Lima, Portugal, el año 1565 en
el seno de una noble familia Llevado de su gran espiritualidad, muy
joven hizo el voto de ser mártir, y cuando era estudiante en Lisboa,
y vio a cuatro japoneses que volvían de Roma de visitar al Papa,
porque eran católicos, decidió dedicarse a las misiones del Japón.
Con ese deseo, entró en la Compañía de Jesús, el 1 de
enero de 1586. Hechos los votos religiosos y los estudios, se ordenó
sacerdote, y la superioridad accedió a su deseo, y lo envió a
Japón, donde llegó en 1604.
Conoció primero la libertad
religiosa, y en su ámbito hizo un fecundo apostolado, y luego pasó
por numerosos avatares, cuando se desató la persecución. Tuvo que
pasar más de un año en un escondite, del que salía sólo por las
noches.
Baltasar De Torres
había nacido en Granada, España, el 14 de diciembre de 1563, en el
seno de una noble familia. Pasa de niño a Ocaña, de donde su padre
fue gobernador, y estudia en el colegio, que la Compañía de Jesús
tenía en aquella población, donde le llega su vocación religiosa.
Ingresó a los 16 años, en el noviciado de Navalcarnero.
Hechos los votos, estudió filosofía en el colegio de Huete, y fue
destinado al de Cuenca, como maestro de gramática. Luego pasó a
Alcalá, para estudiar teología, y le fue aceptado su ofrecimiento
de ir a las misiones. Ordenado ya de diácono, con los tres japoneses
que volvían de Roma, marchó a Oriente, y ordenado sacerdote, entró
por fin en Japón el año 1600. Trabajó en Meaco, Osaka, Ganga, Noto
y Zu con mucho fruto espiritual. Cuando llegó la persecución de
1614, se quedó clandestinamente en el Japón, hasta que fue
arrestado y sometido a juicio, para pasar de ahí al martirio.
Juan
Bautista Zola nació en Brescia, Italia, en 1575. Ingresó
en su juventud en la Compañía de Jesús, y habiéndose ofrecido
para las misiones, pasó primero a la India en 1602, y dos años más
tarde al Japón. En 1614 se quedó de forma clandestina, en el reino
de Arima, donde continuó su trabajo apostólico. Pidió a dos
compañeros jesuitas, que fueron martirizados antes que él, que
intercedieran ante Dios, para que le fuera concedida la gracia del
martirio, y ellos se lo prometieron por carta.
Pedro
Rinsei era natural de Arima (Trinidad y Tobago), y se
había criado con los jesuitas desde pequeño, convirtiéndose en su
colaborador y acompañante, sobresaliendo como refutador del
paganismo.
Vicente Kaun era
un coreano que con 13 años marchó al Japón, donde conoció el
cristianismo y se convirtió, criándose con los jesuitas. Fue un
insigne colaborador de los misioneros y catequista, poniendo al
servicio del evangelio, su conocimiento del coreano, el japonés y el
chino.
Juan Kisaku era
natural de Cochinotzu, y había sobresalido como notable catequista,
y compañero de los misioneros, con los que se había criado, y de
quienes no quiso separarse, cuando con ellos fue arrestado y pudo
obtener la libertad.
Pablo Kinsuke
era también de Arima, y compañero del P. Provincial en las tareas
apostólicas, estando muy preparado en su labor catequística.
Miguel
Tozo era igualmente, del Estado de Arima, y había
acompañado a los jesuitas en sus tareas apostólicas, siendo
apresado cuando ayudaba al P. Torres.
Gaspar
Sadamatsu, natural del Estado de Omura, era un hombre
culto, y versado en la religión del país. Durante cuarenta años
ejerció su labor apostólica y catequética.
Fuente: «Año
Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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