lunes, 6 de mayo de 2024

 6 De Mayo de 2024


Beata María de la Concepción del Perpetuo Socorro Barrecheguren García
(1905-1927)

Supo ser un alma víctima, desde su precaria salud y posterior enfermedad


Nacida en Granada en 1905, María de la Concepción del Perpetuo Socorro Barrecheguren García, fue bautizada en la parroquia del Sagrario de la Catedral de Granada, el día de la Inmaculada.

Desde la infancia, manifestó una salud precaria, debido a una enterocolitis muy aguda, y por ello sus padres decidieron no dejarla asistir a ninguna escuela de la ciudad, convirtiéndose en sus educadores.

A muy temprana edad, sintió la llamada a la vida religiosa, deseando convertirse en carmelita, pero no pudo debido a la enfermedad, y murió a la edad de 22 años.

Vivió 21 años, cinco meses y 16 días, “tiempo más que suficiente para hacerse y construirse como mujer —como mujer cristiana–-, y para desarrollar sus cualidades”, expresa el P. Tejerizo, en la biografía de la nueva beata, difundida por el Arzobispado de Granada.

Concepción cayó enferma de tuberculosis, a la vuelta de una peregrinación a Lisieux en 1926.

“El desarrollo de la enfermedad de Concepción, y de los sufrimientos que la acompañan, provocan la admiración de quienes la conocieron”, por el modo en que la joven, es capaz de hacer frente a sus padecimientos, relata el vicepostulador.

“La fe de Conchita sabe descubrir, que los planes de Dios no son los suyos, que tiene que aceptar que su vida y su modo de seguir a Jesucristo, es el laical”, resume.

En la nueva beata, se dan dos elementos reforzados por el Concilio Vaticano II que tendría lugar años después: “La importancia de los laicos en la vida de la Iglesia, y su participación, por el Bautismo, en el sacerdocio de Cristo”, subraya el vicepostulador.

Para el P. Tejerizo, “la sencillez de Conchita, y su ser cristiana del montón, es un testimonio actual, y lo extraordinario, de su vida ordinaria y común”.

Sin embargo, destaca dos peculiaridades: “Su modo de afrontar la cruz, y su alejamiento del mundo y de todo lo que pudiera distraerla, de su proceso de crecimiento espiritual”.

Conchita falleció el 13 de mayo de 1927, y no buscó ni vivió cosas llamativas. Simplemente fue cristiana, porque con su fe, respondió a su cotidianeidad.

Su causa de canonización fue abierta en 1938, en plena Guerra Civil española, y concluyó en 1945. Pocos años después, Pío XII permitió proseguir con el proceso, al no encontrar nada censurable en sus escritos.

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