jueves, 9 de mayo de 2024

 10 De Mayo de 2024

San Damián de Veuster

(1840 – 1889)

Alma Víctima que murió de lepra, cuidando a los leprosos de la isla de Molokái, Hawai.


Damián nació en Tremelo, Bélgica el 3 de enero de 1840. Era el séptimo de 7 hermanos. Desde muy pequeño, se distinguió por su piedad. Al mismo tiempo, le gustaba mucho jugar y sobre todo correr.

A la edad de 19 años, decidió entrar en la Congregación de los Sagrados Corazones. Sobre su carpeta escribió: "silencio, presencia de Dios, oración". Amaba mucho la adoración nocturna del Santísimo Sacramento.

Años después escribiría, que sin ella "no hubiera podido perseverar, en asociar mi suerte a la de los leprosos en Molokai". Amaba rezar delante de la imagen de San Francisco Javier. Todos los días, le pedía la gracia de ser enviado un día a la misión.

Finalmente en 1863 su sueño se hizo realidad. Partió del puerto de Brema, en Alemania hacia las Islas Hawai. El viaje duró 139 días. A partir de ése momento, pasará 25 años de su vida, en estas islas, cuidando de los leprosos. Practicó todos los oficios que pudo: médico, carpintero, albañil, cocinero, maestro, etc. Muchos leprosos, no tenían ni dedos ni manos, así que el P. Damián incluso les construía el ataúd, y excavaba las tumbas.

Si bien tenía un temperamento irritable, hacia todo aquello que estorbara sus deberes sacerdotales, él se volvía niño con los niños. Tenía mucho carisma, y no sólo daba, sino que daba con amor.

Los niños eran los predilectos del P. Damián. Ellos encontraron en él, a un padre y a con él. Eran su verdadera familia. Tomaba a los niños en brazos, incluso cuando sus llagas estaban sin vendas. Decía: "El cuerpo se corrompe rápidamente, es sólo el alma que cuenta". Hizo siempre de todo, para garantizar a sus niños un verdadero hogar. El orfelinato siempre estuvo al centro de sus atenciones.

Había creado un bellísimo coro de niños. A su hermano escribía: "mis niños cantan, como si fuesen músicos expertos. La tuberculosis y la muerte, han preparado las voces más bellas de mi coro".

Decía: "No estén preocupados por mi, porque cuando se sirve a Dios, se es feliz en todas partes".

En 1885 le fue diagnosticada la enfermedad. Había contraído la lepra. Murió cuatro años después. Era el 15 de Abril de 1889.

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